Regresamos a tierras alicantinas para continuar con nuestro repaso al Leyendas del Rock 2025. Hoy es turno de la segunda jornada del festival, en la que disfrutamos de Lèpoka, Imminence, Headon, Hanabie, D'Artagnan, The Halo Effect, Miracle of Sound, Heilung, Seven Spires y Charlotte Wessels.
¡No os perdáis esta crónica con fotos de Lucía Barcenilla!
Antes de que diera comienzo la jornada del segundo día del festival dentro del recinto, el ambiente ya se calentaba (bajo un sol abrasador) en la Plaza Mayor de Villena. Allí, dos grandes barriles de cerveza al fondo del escenario nos comunicaban que a las 12 del mediodía, se presentaba Lèpoka en formato "acústico", y lo entrecomillo porque de acústico tuvo poco: desde el primer acorde con "Dios está borracho", la banda encendió los ánimos con toda la potencia habitual de su directo.
Hubo momentos más tranquilos, como "Pandemonium" o "El baile de los caídos", pero en general el show fue un auténtico desmadre festivo. Y cómo no, sonaron himnos como "Yo Controlo", "Goliardos" e incluso hubo momento para "Maricarmen".El calor sofocante, no impidió que remaramos sentados en el suelo según sonó "Contra Viento y Marea" mientras después se coreaba con fuerza "Seguimos en pie". Tras ese subidón, tocaba buscar sombra, hidratarse y comer antes de entrar al recinto.
A las 17:00 empezaba con fuerza el día gracias a Imminence con una elegancia arrolladora. Conocidos por su mezcla de metalcore melódico, sorprendieron a más de uno cuando su vocalista combinó guturales y voces limpias mezclando momentos con su violín. Aunque sin duda el momento álgido del concierto fue ofrecido por Harald Barret en "God Fearing Man" cuando sacó un arco y con ello y mucha clase, tocó su guitarra, una de las imágenes icónicas del día. La banda sueca ofreció un directo impecable, destacando con temas como "Temptation", "Desolation" y el potente cierre con "The Black". Brutales de principio a fin.
Sin apenas tiempo para respirar, corrí hacia el New Rock Stage donde, desde Murcia, tocaban Headon, una banda que tenía muchísimas ganas de ver en directo. No decepcionaron: su interpretación fue sobresaliente, el sonido estuvo perfectamente calibrado y el público respondió con entusiasmo, cantando cada tema con entrega. Desprenden fuerza y profesionalidad sobre el escenario, y dejaron claro que tienen el nivel para estar entre los grandes.
Uno de los momentos más especiales llegó con la actuación de D’Artagnan, que debutaban en España gracias al Leyendas del Rock. Personalmente, es una banda que me encanta, y me emocionó ver que no era la única: el Azucena Stage se llenó de fans con muchas ganas de fiesta. Ataviados como auténticos mosqueteros, ofrecieron un show cargado de temazos, carisma y conexión con el público. Es impresionante cómo una banda que canta en alemán puede levantar tanto entusiasmo en un país donde ese idioma no es habitual. Uno de los puntos más emocionantes fue cuando Ben, subido a un cajón, cantó "Was wollen wir trinken" mientras todos hacíamos un circle pit a su alrededor. El final fue ondeando una bandera de España con el logo de la banda en el centro al ritmo de "Westwind", su tema "Mosqueteros" cantado íntegramente en español ( buen detalle, aunque prefiero la original), y una gran versión del clásico "Hey Brother" de Avicii. Un éxito rotundo que espero se repita en futuras ediciones, ya que han demostrado que merecen lugar en nuestro país, tanto en los escenarios como bajo el escenario, pues gracias al stand de firmas ofrecido por TNT radio rock, más de alguno salió encantado de lo majos que son.
A continuación llegaba el turno de Hanabie, las japonesas que hace un par de años dejé claro en crónica me sorprendieron y que en esta ocasión me volvieron a dejar sin palabras. Ya sabía a lo que iba, pero eso no le quitó ni un ápice de impacto a su directo. Estas cuatro chicas, adorables en apariencia, son capaces de tumbar el Jesús de la Rosa Stage. Aunque esta vez la sorpresa fue menor, disfruté muchísimo más su concierto. Me encanta cuando el festival apuesta por propuestas distintas que se salen de lo habitual pero pueden gustar o interesar a todo el mundo.
Frente al Azucena Stage volvía a encontrarme con Mikael Stanne, esta vez como vocalista de The Halo Effect. Tras su actuación el día anterior con Cemetery Skyline, ahora volvía a su territorio habitual: el death melódico al que nos tiene acostumbrado en Dark Tranquillity. Presentando su segundo disco, "March of the Unheard", la banda (incluido el sustituto de Jesper a la guitarra) demostró la veteranía y rodaje en la música de sus integrantes, sabían como defenderse en escena perfectamente. Me gusta cuando surgen bandas formadas por miembros de otras muy buenas, siempre que tengan sentido y buena música, y este es un claro ejemplo. Además, como amante del metal melódico, cualquier excusa para escuchar este estilo es más que válida. Con suerte, volveremos a ver a algunos de estos músicos el año que viene con In Flames.
Siguiendo el día, me planté delante del Jesús de la Rosa Stage esperando que me podía ofrecer Miracle of Sound, pues Gavin Dunne ha creado este proyecto con toques irlandeses y canciones en gaélico, así que ya tenía todos mis puntos ganados. Quise mantener la sorpresa y no escuché nada suyo antes del festival, solo lo que conocía de él por los videojuegos. Y acerté: el directo fue mágico. Gavin se rodea de músicos excelentes, con mención especial para la teclista rubia situada a la derecha del escenario, que nos cautivó desde el primer minuto, además de tocar teclado y hacer coros, nos sorprendió cantando y golpeando tambores en "Valhalla Calling", creando un momento épico. Cada canción fue única; un descubrimiento espectacular.
Lo que nadie — repito, NADIE — esperaba era lo que Heilung había preparado en el Azucena Stage. Durante toda la tarde habíamos visto cómo montaban ramas y decorados naturales, pero cuando el telón cayó y apareció un bosque completo en el escenario, la atmósfera cambió por completo. Sabía que lo suyo era algo especial, pero hasta que no lo vives en directo no te das cuenta del nivel de hechizo que pueden alcanzar. Para algunos fue mágico; para otros, innecesario. En lo personal, me pareció lo más místico y diferente que se ha presentado en el festival: un verdadero ritual que comenzó purificando el aire con salvia y evolucionó hacia una ceremonia tribal cargada de simbolismo, detalle y sonido. Simplemente, impresionante.
También esperaba con ganas a Seven Spires, banda que, lo admito, había olvidado por completo hasta que un amigo me la recordó (y ahí me sentí fatal, porque me encantaban). Con Adrienne Cowan (quien ahora también tiene presencia en la gira de Avantasia) al frente y un discazo reciente como "A Fortress Called Home", tenía muchas expectativas. El setlist fue acertado, con temas que me flipan como "Almosttown" y "Architect of Creation", aunque eché en falta "Lightbringer". El problema, sinceramente, fue el sonido. En disco me fascinan, pero el directo no terminó de convencerme debido a la acústica del New Rock Stage. Sé que pueden sonar mucho mejor, así que espero verlos en otra ocasión y quitarme ese sabor agridulce.
El cierre del día fue de la mano de la encantadora Charlotte Wessels, también en el New Rock Stage. Conocida por su paso por Delain, ahora brilla con luz propia en su proyecto en solitario, del cual me declaro fan sin reparos. Desde que arrancó con "Chasing Sunsets" hasta el broche final con "The Exorcism" (que locura de tema), fue una maravilla auditiva. El setlist estuvo perfectamente elegido, con joyas como "Dopamine", "The Crying Room" y "Praise". Los solos de guitarra de Timo también merecen mención especial.
Sabía que me iba a gustar, pero una vez terminado el concierto, solo puedo decir que necesito volver a vivir esa experiencia. Por suerte, vuelven a España en enero y cruzo los dedos para que en esa ocasión se una Simone Simons para interpretar "Dopamine" juntas, uno de mis sueños musicales. Si alguien duda en darle una oportunidad tras su salida de Delain, aquí estoy yo para decir que es una artista que rebosa talento, carisma y fuerza en cada nota.
Este cierre fue espectacular para el segundo día de festival, sin ser aún fin de semana, donde esperábamos más gente; siempre agradezco que haya estas joyas por el resto de días y así poder gozar cada día del festival.
Crónica y fotos: Lucía Barcenilla