Desde Granada nos llega "El Lado Oculto", el nuevo disco de los metaleros Knights of Blood. Un prometedor álbum que JuanF nos presenta en esta review.
¿A qué esperáis para descurbrirlo?
La oscuridad se ciñe sobre el metal nacional a pasos agigantados. Como una niebla que se va expandiendo poco a poco, esta opacidad misteriosa causada por el debilitamiento de una cultura parece ganar terreno en la escena. Sin embargo, siguen saliendo propuestas innovadoras que buscan dar un giro a la popularidad de un género que tanto nos ha hecho disfrutar a nosotros, los consumidores. Pero esto no pasaría si los amantes del metal (en todas sus variaciones) estuviésemos apoyando como se merece a las jóvenes promesas de la música. Mientras Iron Maiden llenan estadios, las salas permanecen vacías en conciertos de grupos emergentes
Una de las apuestas surgidas estos últimos años es la de Knights of Blood. Esta banda de Granada, que yo personalmente desconocía, es un grupo firme y competente que busca brindar de esplendor una industria cada vez más difusa. Formada por la contundente Mireia a la voz, buscan derribar los cánones de un género homogéneo y cerrado, cuestión necesaria para poder proporcionar a esta escena la diversidad que le permita avanzar y nunca retroceder (siempre que el público esté detrás apoyando). Su andadura comenzó en 2017 con un EP titulado “Revolución”, cinco temas que ya comenzaban a mostrar las capacidades de una formación sin pelos en la lengua y que alzaba la voz en apoyo al pueblo frente a la supremacía burguesa, como se puede ver en la canción “Un Lugar”.
Una vez se posicionaron en el mapa, apostaron todas sus cartas en un trabajo de larga duración que les permitiese crecer. “Falsa Realidad” (2018) era la obra surgida de un proceso más complejo que los llevó a componer hasta un total de 12 temas de heavy metal cañero y actual. Ahora, con la confianza necesaria tras haber sido conscientes de su potencial, han decidido dar un paso más en busca del sonido definitivo. “El Lado Oculto” nos presenta 11 cortes de unos renovados Knights of Blood, donde han buscado una sonoridad más oscura e introspectiva, en consonancia con la vida actual de la escena.
La introducción, con “Estigma del Condenado”, comienza a dirigir la escucha del disco hacia un ambiente lúgubre, donde las melodías sean menos esperanzadoras pero con un toque oriental más circunstancial que ambiental. Esta deriva, acertada desde mi punto de vista, es palpable en el artwork diseñado por Gustavo Sazes, artista que ha trabajado junto a otras bandas de ámbito internacional tales como Arch Enemy, Kamelot, Machine Head o Amaranthe. Además, han decidido atravesar de sur a norte el país para confiar su producción y grabación a Alberto Rionda (Avalanch) en sus Sancturium Estudios de Asturias. Toda una apuesta por conseguir el mejor material posible, tanto en la escucha como en la vista. La profesionalización es lo primero que resalta de esta inversión, cuestión que tiene que verse respaldada por un salto en la escena.
Si entramos de lleno en el álbum, podemos ver una dualidad exquisita entre la atmósfera oscura y las voces que proporcionan una pizca de luz al final del túnel. En el tema que da nombre al disco y que arranca la batería de canciones que componen este trabajo, es un claro ejemplo de lo comentado. Un gran tema que es apoyado por un solo a dos tiempos que, lejos de aumentar la euforia, absorbe aún más al oyente en la oscuridad melódica de la composición.
“Promesas Vacías” es uno de esos temas explícitos con ganas de levantar las voces de todos en los conciertos. La democracia está cuestionada por una crítica a las dictaduras imperantes en todo el globo terráqueo a lo largo de toda la historia de la humanidad. Se ve la influencia ideológica de una banda con las cosas claras, buscando la conciencia crítica desde un claro planteamiento social y dejando su detalle crítico a los procesos electorales. En cambio, “Ojos Que Gritan” se escapa de la fórmula clásica del metal opaco e incluye un ritmo más vivo. Quizá me parece que estira demasiado un estribillo que no me acaba de encajar con la parte instrumental. Puede haber partidarios y detractores de este tipo de tesituras más dulces para el heavy o metal melódico, personalmente creo que tiene un hueco bastante interesante que falta ser ocupado y con un poco de polución pueden conseguir cosas muy importantes.
Un claro ejemplo es “Vuela”, donde nos topamos con un estribillo más comercial que empasta a la perfección con la voz de Mireia y donde se puede sacar mucho brillo de ahí, sin renunciar a los riffs contundentes y enérgicos. Aunque desentona con la dinámica general del trabajo, me parece que se alza como la mejor pieza, tan escurridiza de lo esperada que encuentra su encanto. Además, las guitarras de Jose y Javi toman el control en una parte final sublime. El contraste viene de golpe con “Crematomanía”, una vuelta a lo rocoso y fosco, sin más miramientos que la conceptualidad intrínseca y un breakdown medio que se queda algo frío.
Escucha aparte se merece “En Tu Memoria”, donde Mireia vuelve a vislumbrar un espacio que le viene al guante pero que encuentra su sonido algo bajo en comparación con la acústica y la batería de Kyle. Creo que el tema peca de poca altitud aunque consigue ir de menos a más tras el grito de la cantante y la posterior instrumentalización con solo incluido. No dudo en la buena intención y, en reglas generales, del gran tema que es pese a sus pequeños detalles que corregiría. La prueba de que este tipo de voces son válidas para esta clase de propuestas es “La Cuenta Atrás”, donde la garra es precedida de una linealidad vocal exquisita y que, no sé por qué, me ha trasladado a Myrath algún momento contado del tema sin venir a cuento.
El disco va llegando a su final cuando más te atrapa, y llega ese momento en que tu cabeza se mueve siguiendo el riff en “La Era de Hielo”. Una parte importante de Knights of Blood es que tocan varios cambios de ritmo que les presentan como una banda versátil y dispuesta a todo, aunque temas como “Sed de Otros” no estén a la altura de otras composiciones en sus estribillos, algo descompasados (PD: hablan sospechosamente de un virus del que nadie escapará). Bromas aparte, remontan con el colofón de este CD. “Triste Condena” cumple con todo lo necesario para ser una buena canción, una instrumentalización aguerrida, una voz que se mantiene a un gran nivel y un empaste triunfador que le concede un final digno a “El Lado Oscuro”.
Las intenciones son buenas y muchos de estos temas del disco también. El potencial de sus componentes es indiscutible y, personalmente, me encantan las propuestas que mezclan conceptos tan variopintos. Un metal melódico lóbrego junto a una voz dulce y carismática. Parecería imposible, pero KOB lo consigue. Con unos retoques a ciertos errores, y un aprendizaje más logrado dentro de la música, podemos ver a un grupo mirando a un futuro prometedor. Eso sí, y vuelvo a recalcar el cliché extendido por activa y por pasiva en la industria, es necesario el apoyo del respetable, de la gente que debajo de un escenario transmite la energía a los músicos que se juegan su dinero en un hobby que quieren convertir en modo de vida. Con el apoyo mutuo, la efectividad está garantizada.
Knights of Blood son:
Mireia Fontarrosa Zamora – Voz
José Ramón Vílchez - Guitarra
Javier Jesús Molina - Guitarra
Alejandro Sola Jiménez - Bajo
Kyle Jon O’Brien – Batería
Tracklist:
1 - Estigma del condenado
2 - El lado oculto
3 - Promesas vacías
4 - Ojos que gritan
5 - Vuela
6 - Crematomanía
7 - En tu memoria
8 - La cuenta atrás
9 - La era de Hielo
10 - Sed de otros
11 - Triste condena
Nota: 6.5/10
Review realizada por Juan Fernández