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El pasado sábado 22 de noviembre Salduie presentó en la Revi Live madrileña su último "Dvatir". Una noche muy especial repleta de invitados que nosotros no quisimos perdernos.
¡Aquí os dejamos la crónica y fotos de Lucía Barcenilla!
Con el final de año cada vez más cerca, me presenté en la sala Revi de Vicálvaro para disfrutar de mi último concierto de este 2025, bien escogido, ya que me negaba a perder la oportunidad de ver a Salduie, que desde Zaragoza traían un show especial a Madrid con motivo de la presentación de su disco "Dvatir". La sala estaba abarrotada; incluso media hora después de la apertura de puertas seguía entrando gente hasta completar el aforo al 100%, ya que anunciaron esa misma semana el sold out, todo ello frente a un escenario decorado con una muralla al fondo.
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El concierto empezaba sin miramientos, con una intro íbera tras la cual sonó la canción "Dvatir", junto a Elizabeth Amoedo como primera colaboradora en las voces femeninas. Un cañonazo de tema para abrir la noche, pero que no se llevó todo el protagonismo inicial, ya que "Los Fuegos de Belenus" y "TVRMA" continuaron el arranque, donde remarcaré la buena labor a la guitarra que hizo Vik.
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Los de Zaragoza no daban tregua al descanso, ni tampoco se lo daban a Eli, que a excepción de "Caraunios" se cantó de seguido "La Profecía de Clunia" (donde originalmente canta Anna Fiori), "Ataecina" (en disco cantada por Xana Lavey) y "Lugnasad" (grabada por Estefanía Aledo), defendiendo los temas a la perfección, como ella siempre hace. Porque, para qué mentir: la escuches con el grupo que la escuches, siempre lo hace más que estupendo. Además, aunque principalmente iba vestida de negro como una guerrera íbera, de vez en cuando veíamos algún cambio, como en "La Profecía de Clunia", donde apareció ataviada de blanco con una túnica granate intensa.![]()
Y es que, además de calidad musical, este concierto contó en numerosas ocasiones con performance: en "La Profecía de Clunia" pudimos ver a dos individuos encapuchados realizando un ritual con ramas de cultivo y, más tarde, en "Lugnasad", se llevó a cabo una ceremonia de lazos al estilo celta, con dos coronas de flores, una para Eli y otra para Diego Bernia, que quedaron unidas por una cadena, como marcan las tradicionales bodas celtas.
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Entre mis momentos favoritos destaca cuando a la sala Revi llegó el verdadero dios del trueno, encarnado en los guturales de Diego y la fuerza del bajo de Daniel. Dejando sonar "Netón", acompañado de Nem, que además de llevar su voz al límite durante todo el concierto, que cuando no cantaba, se turnaba entre el whistle y la gaita (qué pulmones más potentes tiene este chico), dando apoyo a la melodía constante que nos ofrecía David. Sin duda, esta es una de mis canciones favoritas y creo que muestra los puntos fuertes de todos los integrantes de la banda, por lo que espero que nunca dejen de tocarla en vivo.
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Como he mencionado antes, la performance estuvo presente durante todo el concierto, escogiendo muy bien los momentos. Un ejemplo de ello fue la manera en que encontrábamos a Nem y Diego cantándole al Onso que había en el suelo, llevado por una cuerda y su amo, teletransportándonos al pueblo de Bielsa y a sus emblemáticos personajes. Aunque teníamos al Onso y a Tranga, nos faltó la presencia femenina de la Madama para completarlo.
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En esta fiesta no estaban solos, ni mucho menos: todos quisieron ser partícipes del ritual. Con ese propósito apareció una feliz Jezabel Martínez, de Kinnia, para interpretar con su violín "Caelia", dando después paso a Dani Nogués, de Lèpoka, que se unía a Nem en "Ambaxtos". Al finalizar la colaboración, Nem le dedicó unas palabras a la amistad que había entre ellos y sus respectivas bandas, que reside desde el principio; colocándole un torque al cuello, igual al que todos ellos llevaban esa noche, lo nombró uno más de Salduie y finalizaron cantando juntos "Devotio".
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Tras otro gran temazo como lo es "Carus de Sekaiza", durante el cual unos cuantos valientes nos hicimos con una espada hinchable y acabamos en un pogo luchando con ellas, Elizabeth Amoedo volvió al escenario, esta vez para cantar la que sí es una canción en la que colabora en disco: "El Canto de las Madres", donde su voz, junto a la percusión, deja un momento mágico en el ambiente.
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Llegando al final del concierto, la última (pero ni mucho menos menos importante) en unirse a la fiesta fue la carismática Clara Palomares, encargada de la gaita en "Descarnatio", para después dejar de nuevo lugar en el escenario a los intérpretes del ritual que demostraba que "El Agua del Tejo" era la solución y la liberación: se dejaba verter desde lo alto hacia el sediento que se encontraba de rodillas pidiéndola.
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El concierto finalizaba con "Numancia" y, como no podía ser menos, con todo el público gritando "Hidromiel", mientras a algunos afortunados de la primera fila se les daba de beber Hidromiel Loki, agotándose unas cuantas botellas (visto por mis propios ojos), mientras todos los miembros de la banda y los colaboradores saltaban por el escenario.
No queda duda alguna de que la presentación de este "Dvatir" en Madrid ha sido espléndida. Pese a algún fallo de sonido, donde dejamos de escuchar a gran parte del grupo, el resto del concierto tuvo un transcurso perfecto y dejó claro el obvio crecimiento que ha tenido esta banda y el largo futuro que tienen por delante.
Por mi parte, solo queda decir que tengo pocas ocasiones de verlos y me gustaría que tuviesen más conciertos, ya que es algo digno de ver y escuchar en vivo y, si mañana mismo pudiese, repetiría. Enhorabuena, Salduie.
Crónica y fotos: Lucía Barcenilla
