El pasado 16 de enero nuestra redactora Ireth estrenó su año de conciertos con las actuaciones de Guadaña y Regresion en la sala Salamandra de l'Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Dos bandas que se encuentran en un excelente estado de forma tras los lanzamientos de sus nuevos trabajos, "Deryaz" y "Prisioneros" respectivamente.

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El 2016 para una servidora empezó en la sala Salamandra 2 de l’Hospitalet de Llobregat, un 16 de enero en el que Guadaña y Regresión estarían presentando sus últimos retoños, “Deryaz” y “Prisioneros”. La pequeña sala acogió a dos bandas del panorama nacional en estado de gracia. La fama de buena forma en la que se encuentran precede sus conciertos y esto genera sin querer una expectativa que todos esperamos ver cumplida una vez acabada la noche.

 Pues ese fue el caso del 16 de enero. Ambas formaciones demostraron en las tablas porqué sus directos tienen esta buena fama y en el caso explícito de Guadaña, descubrimos porqué actualmente están dando mucho de qué hablar.

 Sin más dilación, empecemos por el principio.

 Precisamente sin mucha dilación es como se presentaron los andaluces. La instrumental “Impulsos” seguida de “Tu propio final”, “Más allá”, “Rencor” e “Inombrable”,  resonaron con fuerza como los primeros trallazos que nos ofrecerían. Desde el principio la maquinaria de Guadaña funcionó con todos los engranajes al 100%, dejando clara la seguridad que tienen en si mismos y la pasión con la que viven los shows.  Está claro que los conciertos se pueden vivir de varias formas y cada banda tiene su propio estilo, pero sin duda el mejor es el espontáneo, el que sabes que les sale así porqué es innato en ellos y eso no es solo algo muy bueno, sino que se convierte en la clave de todo. El famoso kit de la cuestión.

 El virtuosismo de Nael en el bajo, la perfecta defensa de la rítmica de Pablo Casas, el hombre relegado a la soledad del fondo, y los solos que nos ofreció Jacob, quien formaba una gran pareja con Nael. Son buena prueba del porqué tienen esa garra en directo. Eso, y el talento como directores de la orquestra que tienen Glory y Salva.

 Hacia la mitad de su actuación, una vez el duo formado Glory y Salva nos hubieran demostrado sus dotes de co-líderes y una gran química no solo entre ellos dos sino con el resto y el público, que se rindió en buena medida a sus pies con “Yo soy la Ley”, llegaron al clímax del concierto tras una “Heavy Metal” que empalmaron con la medley de “Thunderstuck” de AC/DC, cantada principalmente por una Glory en estado de gracia, y el guiño a Obús con “Dinero, dinero”. Volviendo a Deryaz, mención especial que deben llevarse “Partida”, “Adrenalina” (cuyo nombre casa a la perfección) y “Retorno”, tres piezas de un mismo tema que marcan la esencia tanto en directo como en disco de Guadaña.  Son su tridente personal.

 Quisieron ofrecer un tema más pero el tiempo no lo permitió así que tocó despedirse para recibir a Regresión. Guadaña pueden irse contentos, seguramente habrán ganado a más de un seguidor nuevo y Glory ha aguantado una noche más sin caerse tras sus piruetas encima los tacones (en serio, ¿cómo lo hace?).

 Tras el heavy metal con acento andaluz fue el turno de meternos en el mundo del Hard Rock de los Barceloneses Regresion, quienes presentaron “Prisioneros”, lanzado el pasado 2015, un álbum merecedor de entrar en los mejores de ese año. Y eso no era lo único que presentaban, pues Eugeni, se estrenaba en los teclados como el benjamín de la plantilla.

 Desde la demo mucho ha llovido para Regresion, nada menos que 20 años desde su creación. Así que no era de extrañar que la media de edad que se concentró para verles superara la cuarentena de largo, una sala que ofrecia unas 200 personas. Debo recalcar que una banda que logra mantener su nombre y congregar una multitud de ese calibre en la ciudad condal es digna de halago. Quizás no debería ser así, de hecho debería ocupar un puesto mucho más alto, pero actualmente el panorama en los conciertos está muy parado, cerca de convertirse en un desierto.

 Los catalanes dieron el pistoletazo de salida con la intro de Prisioneros seguida de “5 de noviembre”. Con esto nos bastó para vislumbrar lo que ocurriría y eso fue que el listón que ya se encontraba alto aún se incrementó más, pues Regresion empezaron con mucha fuerza y así siguieron hasta el final.

 El quinteto siguió adelante adentrándose en antiguos discos, “Mil Sirenas” y “Territorio Animal”  nos llevaron al Santa Decadencia y “Un dia como Hoy” nos trasladó a la Revolución.  El viaje en el tiempo siguió de forma alternada, el setlist de la noche incluyó buena parte de su historia contando con  “Cautivo” y “Voces” como representantes de Prisioneros e incluso les llevó a interpretar la fantástica velada “Déjame Soñar”, momento en el que Pedro nos puso la piel de gallina con las líneas vocales y Eugeni cogió protagonismo con los sintetizadores y teclados.

 En general Pedro con su alma alegre y campechana, dirigió a los suyos con solvencia, demostrando su talento y fuerza en cada tema. Los guitarristas, Tony y Pablo, y el bajista David forman un trio bien compenetrado que se desenvuelve con soltura y descarga riffs y quiebres al ritmo frenético y contundente que marca la batería de Jose.  La banda al completo es pura energia algo que les hace tener una gran conexión con ese elemento tan importante en un concierto: el público. Este les recibió con un calor que seguro que tomó protagonismo en el motivo por el cual se les dio tan bien la velada. Y es que no hay nada cómo ver a tu gente entregada para insuflarte ánimos. Regresión la liaron en la Salamandra a base de energía, pasión, una entrega implacable y temas como  “El Knaya”, con ese toque funk y esa gran crítica hacia los banqueros. 

La traca final empezó con la versión de "Resistiré" de Baron Rojo a la que le siguió una "No nos van a Parar" que hizo temblar la Salamandra. Aunque fueron dignas de mención, el broche de oro se lo llevó esa gran "Estrellas del Rock" en la que encendieron toda la sala con la ayuda de Salva y Glory (Guadaña). Memorable momento, memorable show.

En resumen, la fiesta que vivimos en la sala Salamandra nos sirvió para seguir manteniendo la fe en el panorama nacional que a mi parecer se encuentra a muy buen nivel y que que aunque no se le haga siempre el caso que se le debería hacer, los asiduos queremos seguir disfrutando.

 Crónica y fotos: Ireth