Para animaros el sábado regresamos a Londres para recordar el concierto que Opeth y Anathema ofrecieron en el Wembley Arena el pasado mes de noviembre.

Si quieres saber cómo fue la noche, ¡no puedes perderte esta crónica!

 

 

Hace unos meses Opeth anunciaba nueva gira europea en la que iban a presentar su último álbum Sorceress. Era de esperar que no apareciera fecha española, pues en julio estuvieron tocando en el Be Prog! My Friend. En ese momento me dije que ya me esperaría a verlos en 2017 o en algún festival, pero tuvieron que anunciar que en Londres harían un segundo set dedicado a sus discos Damnation y Deliverance, rompiendo así todos mis esquemas. Quedándome sin entrada para pista y solo habiendo disponibles localidades laterales, volví a desistir de atender al evento, pero una vez más, me desmontaron los planes confirmando a Anathema como invitados especiales. Me sentí obligada a mover mi culo hasta Wembley.

Por cosas del azar –y de que soy algo torpe y estaba sin móvil—no vi la confirmación del pase de fotos hasta cinco minutos antes de la apertura de puertas. Tenía algo menos de una hora para ir hasta el hostal donde me hospedaba a por mi equipo fotográfico y volver a la sala. Llegué justo para cuando Anathema estaban acabando “Thin Air” y empezaban a interpretar “Untouchable Pt.I”, tema que ya se ha convertido en uno de los imperdibles del set de los ingleses. El sonido era tan bueno que podías escucharlos tranquilamente aun sin haber entrado a la arena en sí. Para cuando los de Liverpool estaban terminando “A Simple Mistake” yo ya había conseguido encontrar mi asiento. Apenas cuatro temas más pude disfrutar, incluyendo la ya clásica “A Natural Disaster”, con una Lee pletórica, las luces apagadas y el público iluminando la sala con sus smartphones o mecheros. El tema más añejo vino de la mano de “Fragile Dreams”, que fue coreada por todos los espectadores y terminaron el set con “Springfield”, un tema de su aún no publicado nuevo álbum. Como primera muestra de contacto, me pareció algo simplona, pero habrá que esperar a tener el cd en las manos para juzgar como es debido. Un set que no llegó a la hora, pero que fue una delicia especialmente por la calidad sonora del recinto.

Tras una pausa que me pareció eterna, llegó el turno de los suecos. Lo de Opeth fue simple y llanamente de órdago. Hacía años que no salía de un concierto de Opeth tan contenta y eso que el quinteto llevaba un par de años dando shows muy buenos. No solo el sonido fue espléndido, sino que el set fue desarrollado con total perfección, incluso durante esos temas del Damnation y Deliverance que no solían tocar de forma habitual. Akerfeld se mantuvo en actitud jocosa, como es habitual, durante todo el espectáculo y desde aquí le mando mi más sincero apoyo a Martin Mendez, bajista de la banda, por lo que tiene que aguantarle en cada evento. El concierto estuvo dividido en dos partes, constando la primera de ellas del set habitual de la gira que estaban realizando por Europa. Un set bastante equilibrado entre temas de su último álbum Sorceress y el resto de su discografía, sin olvidarse de viejos clásicos como “Demon of the Fall” o “The Drapery Falls”. Hubo tiempo para recuperar la calmada “Face of Melinda” del aclamado Still Life y, curiosamente, tan solo interpretaron dos temas de su nuevo álbum Sorceress. Para finiquitar el primer set de la noche optaron por "Heir Apparent" y "The Grand Conjuration". Una selección muy variada que, afortunadamente, dejó en el tintero al Heritage.

Tras una escasa pausa, ya que comentaron que iban con escaso tiempo, dio comienzo la segunda parte del evento, una muy especial y emotiva. Akerfeldt nos comentó lo difícil que le fue grabar el Damnation y Deliverance, llegando a ponerse incluso enfermo y que pese a que por aquel entonces no pareció estar muy contento con el resultado, habían llegado a convertirse en unos clásicos para los fans. Y la verdad es que escuchar estos temas en directo, es un regalo para los oídos. Los temas del Damnation están creados para que Akerfeldt pueda regalarse y lucir su voz, y esa noche, en el Arena, lució como nunca. Tocaron la primera parte del disco hasta "Closure" e interpretaron la triada del    Deliverance: "Master's Apprentices", "By the Pain I See in Others" (la cual era la tercera vez en toda la historia de la banda que la tocaban) y "Deliverance".

Un broche de oro perfecto para una noche también perfecta. Los suecos estaban en plena forma pero, y aunque no quiera repetirme, hacía años que un concierto de Opeth no me dejaba tan buena sensación. Con espectáculos así, ya pueden seguir la dirección musical que quieran, que a mí ya me tienen feliz para unos cuantos años más.

 

Crónica y fotos: Xell