Ayer Robe presentó su último trabajo “Destrozares, Canciones para el final de los Tiempos” en el Teatro Circo Price de Madrid y nosotros no nos lo quisimos perder.

A continuación nonamed nos cuenta como fue la noche.

 

 

Un clima atípico en la península y un perrito caliente que me comí fue lo más destacable antes de acercarme a la puerta del Teatro Circo Price. Admito que llevaba todo el día bastante emocionado con el concierto, ya que el último disco de Robe “Destrozares, canciones para el final de los tiempos” me tiene fascinado y tenía muchas ganas de verlo en un teatro.

Las normas eran claras: los redactores no podían hacer fotos. Los fotógrafos sólo de la segunda y tercera canción. Aquello no era un evento cualquiera.

No conocía el recinto, y reconozco que me sorprendió para bien. De aspecto moderno, pero con una sensación de estar ante algo que ha vivido muchas grandes noches, pero que quizás no está preparado para dar conciertos. Y no por su sonido, que fue simplemente espectacular, sino por la forma semicircular, y que muchos de los espectadores que pagaron su entrada, sólo vieron la segunda parte del concierto.

Cuando el show empezó con “Hoy al Mundo Renuncio”enseguida comprendí las palabras de Robe cuando dijo que esta primera parte de la gira en teatros era para disfrutarla con tranquilidad y no para saltar y hacer el tonto. No sólo de un maravilloso sonido vive el espectáculo, sino de un ingenioso juego de luces que hacía partícipe al público de aquella vivencia desde sus butacas. Y es que las luces se proyectaban en el escenario y en los fans, incluso llegando a veces a molestar tanta luminosidad, pero que por supuesto, no tengo duda, de que el propio Robe buscaba provocar.

Como ya he dicho el sonido fue espectacular. En una primera parte, Robe permaneció sentado y que quizás pudiera parecer que estaba falto de energías a primera vista. Pero ni mucho menos; el estado de forma del cantante es maravilloso, con una voz magistral y sin un ápice de desentono, que fue demostrando canción tras canción. Me llamó mucho la atención cómo se iban intercambiando el bajo (las notas, no el instrumento) entre dos de esos músicos.

Un pianista/teclista/acordeonista (Álvaro) que junto al chico de los vientos (David) y por supuesto a ese violín (Carlitos) que es un instrumento que siempre te deja con la boca abierta, conseguían impregnar todo el teatro de pura magia.

Canciones como la ya mencionada, “Querré lo Prohibido”, “El Cielo Cambió de Forma”, “Puta Humanidad” y una formidable “La Canción Más Triste”, con un solo de piano incluido fueron parte de las que sonaron en la primera parte.

Después de esto, un descanso de veinte minutos, que reconozco que me sorprendió y que en cualquier otro sitio podría haber enfriado los ánimos del público, que durante todo el concierto estuvo muy, muy entregado, aunque los gritos adolescentes hacia el artista sobran.

Para la segunda parte Robe decidió levantarse. Se podría decir que esta segunda parte era más cañera, pero yo creo que no era así, y que si aumentó la intensidad de las canciones fue por los propios músicos y no porque las canciones fueran más contundentes. Como decía antes, los ánimos del público no se habían enfriado.Al contrario;el público estaba aún más entregado. Esta segunda parte fue más centrada en su primer disco “Lo Que Aletea en Nuestras Cabezas”. “…Y Rozar Contigo” o “De Manera Urgente” y que el público se sabía a la perfección, aunque también sonó el single “Por Encima del Bien y del Mal”. La magia siguió durante toda esta segunda parte, bis incluido.

El concierto terminó sobre las 23.10. Pero sólo de manera física, porque estoy convencido de que todo el hechizo que encantó el teatro aún tardará días en desvanecerse.

 

Crónica por nonamed

 

Nota de la redacción: Debido a las peticiones del artista para no realizar fotografías con equipos no profesionales, no disponemos de imágenes del concierto. Lamentamos las molestias que esto pueda causaros.
Las fotos promocionales que ilustran la crónica son de Eduardo Navarro.