Febrero se estrenó en Madrid con la presentación de "Origins", el último disco de Dark Moor en la sala Cool Stage de la capital. Un concierto que nuestro redactor nonamed no quiso perderse.

¿Queréis saber cómo fue la noche?

 

 

Una de las cosas buenas que tiene Madrid es la cantidad de planes que tienes todos los días. Una de las cosas malas que tiene Madrid es que… Esperad, creo que no habíamos venido a hablar de Madrid.

Hablar de Dark Moor es hablar de una de las bandas que canta en inglés más importantes del panorama nacional. Después de veinte años en los escenarios y con su décimo álbum recién publicado, los fans estábamos ansiosos por ver la evolución, ya que su anterior trabajo había decepcionado a propios y extraños. Y el pasado 1 de febrero, los madrileños corrimos a la cita que nos habían propuesto en la sala Cool Stage para presentar “Origins”, un disco que vuelve a dar otra vuelta de tuerca al sonido del grupo alimentándose de temas e instrumentos más propios de la música celta que del metal. Y es que este “Origins” está plagado de gaitas, flautas y violines. Instrumentos que aunque ya usaron para “Ancestral Romance” en “Origins” alcanzan nuevos matices.



A las 21:15, la banda abría con el single “Birth Of The Sun” y ya pudimos hacernos una idea de lo que nos acontecería. Lo primero es que la banda contaba con violinista y gaitero en directo. Óscar Calvo de Cronometrobudú al primer instrumento y Germán Ruiz al segundo hacían presagiar un directo sin trampas pregrabadas. Cosa que agradezco enormemente.

Los músicos estuvieron todos sensacionales, pero sí tengo que decir que a Alfred lo vi un punto por debajo de lo que nos tiene acostumbrados. Sobre todo en los temas más antiguos. Uno de los múltiples cambios de sonido que ha tenido la banda a través de sus formaciones ha sido la de quedarse con Enrik como único guitarra, y siempre he pensado que la vuelta a una segunda guitarra eléctrica dotaría al grupo de muchísima más garra y fuerza. En especial en temas como “Before The Duel” o “Phantom Queen” por poner dos ejemplos.



Momento especial fue el que nos ofrecieron Enrik y Óscar cuando en un duelo de instrumentos interpretaron “Ritual Fire Dance”, versión de Manuel de Falla. Y es que el grupo siempre ha hecho muchos guiños a la música clásica.

La versatilidad y evolución de la banda queda patente desde todos los ángulos que mires. De ese power metal de “For Her” donde desaparece toda la parte orquestal, a un hard rock más melódico en “In The Middle Of The Night”, temas ya míticos como “Tilt At Windmills” y otros mucho más íntimos como “Lovers” con un formato acústico renovado.



Creo que a estas alturas no he hecho mención a los coros. Cierto es que como he dicho antes desaparece toda la parte orquestal, coros incluidos, pero la labor de Enrik aporta muchísima frescura a los temas. El concierto acabó con esa “La Canción del Pirata” de Espronceda, coreada por el público y que siempre es una delicia y una magnífica representante de la literatura clásica española.

Hablaba del público. Creo que hubo mucha conexión entre banda y público pero el aforo sería de poco más de la mitad. Y no sé si porque el precio de las entradas era algo elevado o porque tienen que recuperar a esos fans que se alejaron con su anterior trabajo.

En cualquier caso, volvimos a vivir un par de horas de auténtica música de calidad, sin artificios ni pre construcciones. Volvimos a vivir una noche de rock de la mano de uno de esos grupos que, aunque no se pasean mucho, siempre que lo hacen, lo hacen con elegancia, profesionalidad y atino. Volvimos a vivir una noche Dark Moor.

 

Crónica y fotos: nonamed