El pasado sábado día 23 los míticos Ankhara presentaban su último disco "Premonición" en la sala Caracol de Madrid junto a Ayra. Y hasta allí enviamos a nuestro redactor nonamed, quien disfrutó la noche y hoy nos relata el por qué.

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No estaba entre mis planes asistir un concierto de Ankhara el pasado día 23, pero cuando me llegó la invitación por parte de Laballo, no pude decir que no. Hay ganas de directo, de recuperar el tiempo perdido por la pandemia y es hora de empezar a hacerlo.

La fiesta tenía cita en la madrileña y clásica sala Caracol y reunía no sólo a los míticos Ankhara, sino que antes de ellos estarían descargando los canarios Ayra. Y así fue cómo la banda de heavy metal clásico con letras en inglés nos presentaban su primer disco titulado “Silent Veil”. Aunque conocía a la banda, no había tenido oportunidad de escucharla y la verdad es que tiene carácter y proyección, pero el público estaba muy parado. Admirable es el esfuerzo del grupo viniendo desde las islas Canarias sabiendo cómo es el panorama musical estatal. Los temas estaban cargados de potencia un sonido demoledor. Quizás demasiados agradecimientos a todo el mundo hicieron que el concierto perdiera el ritmo en más de una ocasión. Pero por lo demás, un grupo más que correcto.

 

Después de los canarios y sin mucha espera, aparecieron Ankhara en el escenario. Hago una pausa. No iba para nada convencido, porque a pesar de que ser uno de esos grupos emblemáticos y que todo fan rockero debería escuchar, la voz de Pacho Brea nunca ha estado entre mis favoritas. Pero me tuve que tragar mis palabras. El estado de forma del vocalista, unido al talento de todos los músicos que componen la banda, me hizo disfrutar del concierto al 100%. El grupo venía a presentar “Premonición” su último trabajo de estudio y lo dieron todo sobre el escenario. Se notan las tablas, y asistiendo a estos conciertos entiendes perfectamente la evolución del rock. Temas como “Océanos de Lágrimas”, “Huída” o la que para mí es la canción más mítica de la banda “No Mires Atrás”, no podían faltar en el repertorio de los madrileños.

Madrileños, pero desperdigados por la geografía española. Incluso el solo de batería de Matt de Vallejo me pareció uno de los momentos más emblemáticos de la noche. A Alberto Marín todos le conocemos. Uno de los mejores guitarristas de este país siempre deja su huella allá donde pisa y Cecilio, otro mítico del rock que ahora descarga también en Bad Saint. Y Dani Criado en el bajo, un trotamundos al que conocí en XXL y que había perdido la pista hasta que ingresó en Lords of Black.

Vuelvo a Pacho, porque me pareció el ejemplo de frontman que debería tener cualquier banda que se precie. Aviso: si algún día monto una banda, te llamaré para que cantes, Pacho.

Al final un concierto por el que no apostaba un duro, se convirtió en un directo divertido y potente demostrando aquello de que los viejos rockeros nunca mueren. Ojo con el directo de Ankhara porque son una auténtica masterclass de lo que debería ser un concierto de heavy metal.

Dales una oportunidad y si no te convencen, dales otra.

 

Crónica y fotos por nonamed