El pasado sábado 11 de noviembre la primera gira de Delalma llegó a Madrid, un esperádísimo concierto que no nos podíamos perder y que hoy Lucía Barcenilla nos relata en esta crónica.

¿Queréis saber cómo fue la noche?


A pesar de las múltiples ocasiones que se han tenido de ver a Delalma a lo largo del año, la de hoy era probablemente una de las más esperadas y no nos lo podíamos perder; por tanto, fui de cabeza a la sala The Bassement Club de Madrid, esperando un gran concierto.

Al entrar a la sala, mi vista alcanzó a ver gran cantidad de público pero no el escenario, lo que no cambió en ningún momento del concierto pues la distribución de la sala hace que tan solo si estas completamente de frente puedas ver el escenario, el resto de personas tuvimos que conformarnos con la vista de un muro lateral y destellos de humo y luces.

Con toda la fuerza de la banda sobre el escenario, "Acto de Fe" comenzó a sonar y me dio una gran alegría saber que, a pesar de no poder ver el show, por lo menos si disfrutaría de un sonido realmente bueno (muchas gracias Carla Fábregas) y en especial destaco el inicio de la canción en que rompe la batería, David Landeroin deja clara su presencia allá donde esté.

Con el público ya volcado con ellos, el concierto seguía su curso con el single "Mañana vuelve a Oscurecer", con una letra magnífica; seguida de "Y Aún Siento Estar Allí", la cual creedme que en vivo es incluso mejor, destacando el bajo de Jesús Cámara, sin ser el único momento pues se mostraba en constante interacción con el público.

Todo concierto tiene lo que yo llamo momento balada, pero sin duda la apreciada y arropadora voz de Ramón Lage hace que canciones como "¿Y Ahora Qué?" calen más sobre el gentío; nos lo demostró durante todo el concierto, pero nunca serán suficientes las veces que agradezcamos su regreso.

Soy una gran fan de la obra gótica "El Fantasma de la Ópera" de Gaston Leroux, que es de sobra conocida, pero más aún lo es su música, la cual Manuel Seoane quiso plasmar en un solo de guitarra acompañándose del gran Manuel Ramil. Un momento maravilloso que disfruté mucho y fue predecesor de otra magnífica interpretación, "Wicked Game" de Chris Isaak, que ya tuve oportunidad de escuchar en el Leyendas del Rock y que me parece un acierto su inclusión en el repertorio.

Si hay una canción que para mí sobresale por encima de todas las demás en el disco, es "Luz Ni Tiempo", definitivamente mi favorita y otra con las que mis oídos disfrutan aún más en vivo, me encanta todos los detalles que tiene; a pesar de ser la canción más extensa del disco, me parece que su unión a "Cárcel de Cristal" es un final de lujo y por todo lo alto, es increíble lo bonito que se siente cuando toda una sala canta el precioso estribillo no quiero vivir para siempre, en una cárcel de cristal… una y otra vez sin ganas de parar.

En definitiva, Delalma es un grupo que tiene mucho que decir, un público ya consolidado y un sonido y puesta en vivo que hace querer volver a un concierto suyo; como os decía al inicio de la crónica, el único fallo que encuentro es la sala, esperemos su próxima visita en otro lugar y allí todos juntos podremos disfrutar de la música como una bandada de mirlos.

Crónica y fotos:  Lucía Barcenilla