El comienzo del mes de marzo trajo consigo una de las giras más esperadas de la temporada, la de At the Gates por nuestro país junto a Sound of Silence y Wormed como parte del Route Resurrection Fest. En la cita de Barcelona estuvo nuestra redactora Xell, quien hoy nos presenta la crónica y fotos del evento.

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A más de uno le daría un ataque al corazón cuando se anunció la gira española de At the Gates. Especialmente a los que vivimos en Barcelona, pues aún no habían pisado la ciudad condal desde su vuelta a los escenarios y su última visita databa de los 90. El tour, que formaba parte del Resurrection Fest, venía con dos compañeros de lujo como son Sound of Silence y Wormed, formando así una noche de lo más variopinta en cuanto a death metal. Vamos, lo que yo llamaría un domingo perfecto.

La actuación de los asturianos empezó puntual a las 20:15, tan puntual que la cola que había para entrar hizo que me perdiera los dos primeros temas. Me encontré con Sound of Silence dándolo todo, totalmente entregados a su público. Me sorprendió gratamente la alta asistencia ya a primera hora de la noche, pues suele ser costumbre que la gente entre pasados los teloneros, afortunadamente no fue el caso este pasado domingo. Fueron a piñón fijo, aprovechando bien el poco tiempo del que disponían, recayendo todo el peso de la actuación en Nefta, frontman de la banda y aspirante al club de la comedia. Con su humor particular, nos iba introduciendo las canciones con perlas como “Pues esta es la canción que va detrás de otra canción”, levantando más de una carcajada en la audiencia y haciendo muy ameno el show. Hay que destacar la energía y actitud de los asturianos, entregados desde el primer minuto y dando un concierto muy profesional sin importar cuánto respondiera el público. Estoy convencida que hubieran salido a tocar con las mismas ganas incluso si hubiera habido solo 20 personas viéndoles. La actuación transcurrió casi sin ningún imprevisto, salvo el ya ocasional mal sonido al principio de esta e interpretaron alrededor de unos 6 temas de un death metal muy moderno que no hacía más que recordarme a los viejos The Black Dahlia Murder. Les tenía muchas ganas y se me hizo todo excesivamente corto, habrá que esperar a que vuelvan a Barcelona en su propio show para verlos en todo su esplendor.

Del death metal moderno pasábamos a algo mucho más técnico de la mano de Wormed. Los madrileños estuvieron el pasado noviembre en la pequeña de la Razzmatazz acompañando a Ulcerate y, lamentablemente, en esta ocasión tampoco gozaron del mejor de su sonido, sobre todo en los dos primeros temas. Vaya, que sé que empezaron con “Geodesic Dome” y “The Nonlocality Trilemma” porque ellos me lo dijeron, porque yo fui incapaz de reconocer los temas. Afortunadamente, los fans que tienen por aquí, son una de las audiencias más fieles dentro de la escena y se entregaron a ellos desde la primera nota, formando los primeros moshpits de la noche. Había más de un fan acérrimo que tenía más ganas de verles a ellos que a los propios At the Gates, algo que no se puede decir de cualquier banda. Salvo los problemas de sonido, que esperemos que algún día puedan sonar bien en Barcelona, dieron un concierto de diez, con un Phlege que no paró quieto en todo momento y una agresividad digna de una apisonadora. Quizás eché en falta algo más del Planisphærium, pero no se puede negar que es todo un gozo disfrutar del directo de estos chicos.

A ritmo de “El Altar del Dios Desconocido”, introducción que abre At War With Reality, los suecos aparecían en escena ante una Barcelona que ardía en deseos de verlos. At the Gates dieron un espectáculo monstruoso de principio a fin, ya fuera interpretando temas clásicos como piezas de su último álbum. No puedo más que comparar el regreso de los de Gotemburgo con el que hizo Carcass. Si bien el regreso discográfico de estos soy incapaz de escucharlo de principio a fin y me parece un retorno muy descafeinado, el álbum de los pioneros del famoso “sonido Göteborg” me pareció que les hace justicia y ha sido uno de los álbumes mejor valorados de todo 2014. Un death metal melódico más oscuro que en Slaughter of the Soul y que recordaba más al espíritu de sus inicios, salvando las distancias del estilo musical.

Tomas Lindberg, aka Tompa, no paró quieto durante la hora y pico que duró el show, sonriente en todo momento y con un vozarrón merecedor de varios aplausos. Martin Larsson, en contrapartida con Tompa, permaneció mucho más estático, pero no por ello se hizo menos importante su presencia si bien los ojos de muchos recaían sobre el monstruo que está hecho Adrian Erlandsson a la batería. El combo de “Slaughter of the Soul” y “Cold” llegó muy pronto y debo reconocer que me costó concentrarme en hacer fotos. El público enloqueció desde ese mismo instante e incluso algún que otro llegó a subir al escenario con la ayuda del propio Tompa.
La entrega fue total y una completa locura en “Under a Serpent Sun” o temas más antiguos como “Windows” y “The Burning Darkness”. Hubo lugar para todo, si bien los álbumes protagonistas del setlist fueron el último y Slaughter of the Soul, del cual no faltaron “Nausea”, “Suicide Nation” o “World of Lies” que hicieron que la sala pareciera un campo de batalla con los suecos como banda sonora. El triunvirato final fue apoteósico: regresaron con “Blinded by Fear”, llegaron al clímax con la mítica “Kingdom Gone” y remataron con uno de los mejores temas de At War With Reality, la melódica “The Night Eternal”.

No recordaba disfrutar tanto en un concierto ni salir con tal sonrisa de oreja a oreja en la cara. Espero que no tarden mucho en volver, los suecos son muy de tocar en festivales, pero sin duda la experiencia es mucho más grata en sala.

Crónica y fotos: Xell