La última jornada del Hellfest Open Air 2016 nos tenía reservadas las actuaciones de Katatonia, TarjaParadise Lost, Puscifer y los míticos Black Sabbath entre otros. Si queréis saber que tal fue el último día del festival frances no os perdáis las palabras de nuestras redactoras Xell e Ireth.

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La jornada del domingo empezaba bajo un sol de mediodía abrasador y con sonidos orientales de banda sonora. Orphaned Land nos esperaban en el segundo escenario principal, donde interpretarían temas de su último álbum All is One, así como clásicos del resto de su discografía. Ataviado con su clásica túnica negra, Kobi Fahri volvió a hacer gala de su espléndida voz, así como de su habitual discurso pacifista, abogando por la igualdad y el respeto. Y es que pocas bandas son capaces de unir público de nacionalidades tan dispares, en el que son capaces de olvidar religión y raza, y donde solo importa la música y el pasárselo bien. Empezaron con “Ocean Land”, uno de nuestros temas favoritos y no faltaron las bailables “Sappari” y “Norra el Norra”, que fueron coreadas por el público al completo. Eso sí, sin duda el momento álgido fue “In Thy Never Ending Way”, probablemente el mejor corte de su penúltimo trabajo, The Neverending Way of OrWarrioR.

Seguimos el día con Turnstile, la banda más joven del certamen, los chicos de origen francés acudían por primera vez a un grande y la verdad es que a pesar de la hora consiguieron reunir a un público destacable en la Warzone. Ni nervios, ni nada. Con todo el descaro que pudieron sacar el cantante y el guitarrista mostraron un espíritu punkarra que algunos que ya habían pasado por el Hellfest ya quisieran tener. Son jóvenes y eso se nota en sus composiciones, que a pesar de ir bien encaminadas todavía necesitan personalidad, no obstante el directo lo defienden con notable así que quien sabe si con el tiempo sale algo realmente destacable de ellos.

El estatus de míticos no queda lejos para Dragon Force así que a pesar de no ser fans del conjunto alemán decidimos acercarnos a ver qué tal se les daba el Mainstage a los británicos. Marc Hudson con ya tres álbumes a sus hombros tiene más que asegurado su hueco en la banda. El rubiales resulta caer simpático al público que se levantó con él todas las veces que pidió entusiasmo. Hicieron vibrar el Mainstage en el rato que les vimos con “Cry Thunder” y “Throught the Fire and Flames” del Killer Elite, álbum que venían presentando.

Nos dirigimos al The Temple para presenciar el espectáculo de una de las bandas más esperadas de esta edición: The Vision Bleak. Los alemanes son una formación difícil de ver para nosotras que vivimos en África del Norte y fue uno de los principales motivos para regresar a Clisson. Las expectativas eran altas y alto y claro decimos que no defraudaron. Gozaron de uno de los mejores sonidos de todo el fin de semana y pese a que disponían de poco tiempo, supieron aprovecharlo al máximo. No faltaron “The Night of the Living Dead” ni “Carpathia” y hasta tocaron nuestra favorita “Ktulu!”, donde aprovechamos para gritar a pleno pulmón e invocar al dios primogenio. Curioso a la par que agradable fue ver a Fursy de Les Discrets tocando el bajo para ellos, ahora que su banda está inactiva en cuanto a conciertos, nos alegró poder verle disfrutar de nuevo de la música en directo. Contamos los días para verles junto a Pain este próximo otoño.

Volvimos al Mainstage a falta de una hora para Gojira y con cierta finesa dirigiendo el cotarro. Tarja acumula un gran número de fans, eso es tan cierto como que muchos nos acercamos por curiosidad, pero hay que reconocer que la finesa llenó y el Mainstage no se le quedó precisamente pequeño. De eso se percató ella que se fue creciendo tema a tema. Empezó con “No Bitter End”, del The Brightest Void, primera parte y única lanzada hasta la fecha del doble álbum tiene previsto. “Never Enough”  y “Victim of Ritual” hicieron vibrar a los fans, ambos singles de Colours in the Dark. En una hora Tarja también tuvo tiempo para realizar la cover de “Supremacy” de Muse y el medley de “Tuntankhamen, Ever Dream, The Riddler y Slaying the Dreamer” acordándose y lanzando un recado a sus ex compañeros de Nightwish. Debo decir como opinión personal que el show iba bien, pero esos temas igual mejor dejarlos para quien sepa aprovechar bien el teclado. Obviando esto, Tarja defendió un directo que bajo nuestra sorpresa tuvo una gran aceptación.

Lo de Mgla en el Temple fue propio de una apisonadora. Los polacos son sin duda una de las mejores bandas de black metal actuales, en buena forma y con un directo arrollador. Sí, caen en el tópico de la banda encapuchada y que oculta sus rostros, visualmente aportan poco, pero… ¿Acaso importa cuando la música es brillante? ¿Cuándo lo único que haces durante su actuación es moverte en todo momento y acabando con agujetas en el cuello de hacer headbanging? Su actuación demostró que With Hearts Towards None fue uno de los mejores álbumes de 2012.

En el The Altar nos esperaban Insomnium, un concierto que a día de hoy no sabemos si fue bueno o menos bueno. No sonaron muy bien y aunque el setlist trajo alguna que otra sorpresilla (por fin podíamos ver algo del Since the Day it All Came Down que no fuera “Daughter of the Moon”), las canciones nuevas sonaron algo rarunas, especialmente las partes en las que Ville tenía que cantar o tener mayor protagonismo. Seguramente se debiera a que no estaba muy en forma, ya que buena parte de las fechas que han realizado desde 2015, lo han tenido que hacer sin él. No obstante, tan bien tuvo sus buenos momentos, como la interpretación de “Bereavement” y es que aunque sus nuevos trabajos son de indudable calidad, ese álbum sigue siendo muy especial.

En la carpa de al lado teníamos a los noruegos Taake, quienes nos brindaron black metal del bueno y risas a partes iguales. Desconocemos si Hoest odia Francia, si les tiene especial cariño, si les hace gracias o vete a saber qué, pero no falla que haga algo cada vez que le vemos tocar en el Hellfest. En esta ocasión no se le ocurrió otra cosa que soltar un “Allahu Akbar” entre tema y tema y seguir tocando como si nada. Sabemos de buena mano que es un bromista y un paso de todo como el mejor, pero creo que preferíamos cuando se dedicaba a lanzar besitos con la mano y gritar “la baguette”. Risas a parte, el concierto de los noruegos fue más de lo mismo –en el buen sentido de la expresión--. Es una formación que se encuentra en muy buena forma y temas como “Umenneske” o “Nattestid Ser Porten Vid I” nunca pasan de moda.

Lo de Katatonia en el Altar también fue extraño. Hemos dicho en más de una ocasión que los suecos están en su mejor momento en cuanto a directos se refiere, pero a medida que pasan los años, cada vez es más difícil de crear un setlist que contente a todo el mundo. Comprendemos cuán difícil es eso, pero creemos que no tocar nada anterior al The Great Cold Distance fue una muy mala elección. No es muy de locos esperar algo del Viva Emptiness o del Last Fair Deal Gone Down, pero parece ser que prefirieron basar su setlist en el disco rojo, supongo que para aprovechar y entrenar para los conciertos en el que lo interpretaran al completo. Dejando el setlist al lado, hay que reconocer que fue un buen concierto. Sigue sin convencernos Daniel Moilanen como nuevo batería pero al menos la nueva incorporación, Roger Öjersson de Tiamat a la guitarra, ha sido un gran fichaje. No solo toca bien la guitarra y con un estilo muy similar al de los suecos, sino que tiene buena voz para acompañar a Renkse y hacerle los coros. Habrá que ver como se desenvuelven en la gira del The Fall of Hearts para juzgar del todo.

Seguíamos sin salir de las carpas (¡menuda maratón llevábamos!) y era el turno de Empyrium, otros muy difíciles de ver en directo. Fue sencillamente mágico, una experiencia de las que se graban en tu memoria para siempre y que es difícil de explicar con palabras. A Empyrium hay que verles al menos una vez en la vida (lástima que nos lo pongan tan difícil). Interpretaron temas de casi todos sus discos, desde los más acústicos a temas más agresivos, llevándose la palma del setlist la pieza “Lover’s Grief”. “Mourners” fue también toda una delicia y es que el álbum Songs of Moors & Misty Fields, debería ser una de las maravillas del mundo.

Y mientras Empyrium deshacían en delicias los deseos de sus fans, servidora realizó una rápida escapada hacia la Warzone, donde tenía una cuenta pendiente con unos Walls of Jericho que marcaban el pleno en la Warzone. Acercarse no fue tarea fácil, los pogos, las avalanchas de gente y otras ocurrencias de sus fans (como hacer una guerra con el serrín del suelo) cortaban el paso. No obstante desde una posición decente vimos como los americanos levantaban al público con mucha garra, una Candance imperial desprendía energía por todos sus poros con su forma basta de hacer las cosas y su mala leche particular. La agresividad es su mejor arma sin duda. Llegamos a tiempo para “The American Dream” y “Relentless” entre otras.

Nuestra primera visita al The Valley se produjo casi al final del día con Jane’s Addiction, una formación de origen estadounidense de Los Ángeles, algo que quedó muy claro con solo verles. La banda reúne los estereotipos de los americanos sin lugar a dudas. Se presentaron con “Stop”, “no One’s Leaving”, Three Days” y “Been Caught Stealind” entre otros bajo una asistencia considerable, la lástima es que no fuera por su música. Los directos deben ser impactantes para que la gente se quede contigo pero nunca deberían eclipsar la música que haces al nivel de tener más atención cuando salían las mujeres cortas en vestuario a “bailar” de forma sensual. Si alguna mujer se sintió ofendida con su actuación, tendría todo el derecho del mundo. Sonaron bien, pero igual no les vendría mal hacer otro tipo de directos.

De vuelta al Mainstage allí nos encontramos a un  Ozzy muy quieto con sus Black Sabbath interpretando su tema homónimo, o eso creíamos pues a Ozzy apenas le entendíamos, algo de lo que nos cansamos tras escuchar “Fairies Wear Boots”, “Into the Void” y “After Forever”. A pesar de como lo estuvieran haciendo y que el sonido del escenario no ayudará precisamente a aumentar nuestras ganas de quedarnos, los británicos llenaron el Hellfest, quien más quien menos tenía un ojo en las pantallas del festival. No por nada eran cabezas de cartel. No por nada son una de las grandes influencias, muchas bandas les deben su origen, no obstante quizás esperábamos más de una banda tan mítica como clásica.

Y mientras Black Sabbath acaparaban buena parte de la atención del festival, Paradise Lost se graduaban con matrícula de honor en el Altar. Pensaba que el hecho de que interpretaran el Gothic al completo era cosa del Roadburn y ya, pero parece ser que Nick Holmes se picó, por así decirlo y quiso premiar a los pocos que fuimos a verles que decidió tocar dicho álbum de pe a pa. Y una vez más, fue de sobresaliente. Ser el cantante de Bloodbath le ha sentado de maravilla, igual que nos sentó a nosotros que nos interpretara esa joya de principio a fin. Eso sí, hay que decir que la organización aquí no estuvo muy acertada ya que colocarlos a la vez que sus compatriotas no fue una gran decisión. En palabras de Nick, sin Black Sabbath no habría Paradise Lost. El setlist lo bordaron con un magistral “Embers Fire” y dos piezas de su último disco: “No Hope in Sight” y “Beneath Broken Earth”. No nos arrepentimos ni un momento de habernos ido del concierto de Black Sabbath.

Lo de Puscifer fue la actuación más rara que he visto en…¿creo que jamás he visto nada parecido. El proyecto paralelo del cantante de Tool y A Perfect Circle y por el que han pasado una multitud de colaboradores llegó al Hellfest para cerrar el Valley, ese escenario del que solemos decir que van las cosas extrañas tuvo su digno final. Cuando hablas en términos de locura no queda muy claro quién es el líder en eso si Maynard, creador de todo esto, Lisa Germano con sus ¿bailes? o el genio que puso a luchadores de lucha libre a ¿bailar?. Todo muy bizarro, todo muy extraño, todo muy Puscifer. Su sello de calidad está garantizado, pues las risas que nos echamos no fueron pocas. La actuación más rara que he visto pero también la más divertida. Y sin comerlo ni beberlo la panda de Maynard se cuela entre los grandes de esta edición. Su extraña puesta en escena vino con “Money Shot”, “Toma”, “Galileo” o “Vagina Mine” de BSO.

Y no podíamos terminar el día sin visitar el Warzone. Refused saltaron a escena a comerse Clisson y vaya si lo hicieron. Podrás creerte poco a estas alturas sus reivindicaciones políticas –y es que han perdido algo de sentido con su regreso más bien capitalista y comercial—pero no se les puede negar la calidad que desprenden sus conciertos. Un espectáculo lleno de movimiento y un sonido inmejorable con perlas en el repertorio como “Rather Be Dead”, “The Shape of Punk to Come”, “Refused are Fucking Dead” o “Summerholidays vs Punkroutine”. Tampoco faltó su discurso feminista en el que nombraba las pocas mujeres que habían tocado en el festival, así como ya lo hicieran en el Resurrection Fest de 2015. Dieron fin al show con la archiconocida “New Noise”.

Y con Refused concluímos la decimoprimera edición de un Hellfest que ya es un habitual de los Sold Out, de hecho la primera tanda de entradas baratas se acabó el mismo día que abrieron las puertas de la Hell City. Por segundo año podemos decir que la higiene tanto en el recinto como en el camping y la organización han sido de notable alto. Las mejores lo han hecho aposentarse aún más como un referente. La única pega realmente destacable vendría a ser el sonido que perjudico algunas actuaciones del Altar y el Temple, aunque nada que ver con los problemas del Maintsage, sobretodo del segundo donde cada vez que se ocupaban las filas delanteras el sonido de la batería acababa poro molestar de tanto retumbar. 

¡Solo nos queda decir que nos vemos el próximo año!

Crónica y fotos: Xell e Ireth