El pasado 23 de septiembre tuvo lugar el Niwala Fest en Alicante, un cartel de lujo compuesto por Uve, La Skala De Richter, Arise, Seventh Hell, Maleek y Hem que nosotros no nos quisimos perder.

¡Pasa y disfuta de la crónica y las numerosas fotos de Juan!

 

A veces se echan en falta eventos de este tipo en Alicante. Cuando este festival llegó a mis ojos no pensé en otra cosa que en ir. La Sala Marearock acogía un festival con un cartel de lo más diverso y de muy alto nivel con Uve, La Skala De Richter, Arise, Seventh Hell, Maleek y Hem.

Ya era el 23 de septiembre y, al llegar al lugar, sorprendía la cantidad de gente que venía desde otros lugares de la península para lograr un buen ambiente en el que se podría hablar de lleno. No obstante, no valía despistarse porque la noche ya comenzaba fuerte, pues Arise sería el primer grupo en pisar la mítica sala alicantina. Y en efecto, el metal melódico no tardó en inundar de buena música el local desde que sonó el primer acorde de “Busca En Tu Interior” o incluso desde la propia intro. He de decir que, siendo paisano suyo, no había podido ir antes a un concierto de estos artistas y mereció, y de qué manera, la espera. Melodías agresivas que siguieron con temas como “El Infierno de Los Soñadores” o “Grito Al Viento” con los que Estefanía Aledo se lucía con un registro vocal de lo más variopinto defendido a la perfección. Mucha cara joven cantando los temas de la banda y algunos tímidos movimientos de cabeza en el breakdown inicial de “Equilibrio”. Gran trabajo de Albert Agulles y Rafa Esplugues a las guitarras sobre unos telones que informaban del grupo que estaba reventando la sala en ese mismo instante. “Recuérdame” y “Equilibrio”, con un brutal sonido de la batería de Charlee, anunciaban que el show llegaba a su fin no sin antes cerrar con dos temazos como son “Argos” y la conocida “Aquareum”. Buen comienzo de festival con un concierto que, en palabras del propio grupo, sería de sus últimos por esos lares antes de tomarse un descanso de su álbum debut.

Poco se pudo descansar porque en seguida ya estaba el siguiente grupo preparado para darlo todo sobre la tarima. Desde Murcia llegaba el metal de Maleek, una banda que me hizo conocer este mismo festival y que se ha convertido en un gran descubrimiento. Un sonido duro y poderoso con toques modernos que viene condensado en el EP que venían promocionando “Despertares”. Y de este disco era el tema que abría su concierto, “Abismo”, con una madurez y un bienestar sobre las tablas bastante notable. “Letargo”, “Imaginar” y “Que Corra El Fuego”, con reciente videoclip, concluían la presentación de su último trabajo pero no se dejaron atrás temas anteriores como “Mi Oscuridad”, “Universo Onírico” o la potente “Rosas de Sarajevo”. Una grata sorpresa de un grupo que recuerda mucho a Hamlet en muchas facetas.

Si decíamos que el cartel era de lo más diverso no era ninguna exageración, tocaba el momento de una banda de hard rock valenciana como Seventh Hell. A decir verdad, lo de este grupo es echarle huevos y ovarios esquivando graves problemas como por ejemplo quedarte sin batería por una operación y conseguir a Arnau de Noctem dando un concierto con apenas dos ensayos. Las excusas no son válidas para estos jóvenes artistas que plantan cara a las adversidades de una manera muy tozuda.Con la genial voz angelical de conservatorio de Lory Roxx al frente comenzaba sonando “We Are Burning!” con un instrumental muy ochentera. “Stop the Clock” pone los pelos de punta en un directo que no faltaron otros temas como “Handful of Reptiles” o las covers de “Addicted to Pain” de Alter Bridge y “Mz. Hyde” de Halestorm, la cual coreé a pleno pulmón. Finalizaron con “Stone In My Way” un concierto que, afortunadamente para ellos, salió genial (quitando algún error minúsculo a la batería pero obviamente perdonable). Seventh Hell, banda a la que hay que estar pendientes para un futuro no muy lejano.

Llegaba el turno del cabeza de cartel de la noche, Uve celebraba 10 años de la publicación de “La Frágil Sensación de Euforia” en casa y eso era sinónimo de buen ambiente y, sobretodo, buena fiesta. Lanzaron este disco cuando aún se llamaban Vértigo y, diez años más tarde, lo siguen llevando genial a los directos. Además, algunos de los temas que componen el disco son la primera vez que los llevan al directo. Es por eso que la sala se llenó de fans y de camisetas de la banda alicantina que no defraudó haciendo un concierto espectacular acompañado por un asombroso juego de luces mientras interpretaban íntegramente el trabajo que les ha visto crecer. Desde “Despierta” hasta “Duerme” fueron sonando en orden cada uno de los 11 temas correspondientes. Pero, como buen amante del disco “Hasta el Final” (uno de mis favoritos a nivel nacional) eché en falta algún “Hijos de la Revolución” o un “Quiero Ver El Mundo Arder”. No obstante el buen sabor de boca de todos los asistentes, el mío incluido, fue más que obvio.

Pero esto no había terminado, La Skala de Richter con Juan Contreras al frente venían dispuestos a arrancar las fuerzas que quedaban a golpe de buen metal con la presentación de su “Facta Non Verba” que tantas buenas críticas está recibiendo. Venía de no poder verlos en el festival Leyendas del Rock pero siempre hay segundas oportunidades y esta no iba a ser menos. Unos problemillas técnicos retrasaron el comienzo del espectáculo y, más tarde, ocurriría algo parecido con el micro. Pero eso no les iba a privar de hacer el cabra sobre el escenario y tomándose todo con humor. Un show íntegro del último disco que comenzó con “Esclavo” para proseguir con “La Duda”, “Equilibrio” y “Mis Demonios”. Cabe puntualizar que Juan llegó al bolo con una pequeña lesión en la rodilla, pero nada que les pudiese hacer parar. “Resurgir” y la oda al placer sexual “El Monte de Venus” pusieron el broche de oro a un apoteósico final en el que Martin O. López, Francisco, Martin O. Ocampo, David y el propio Juan acabaron retozándose por el suelo. Buen metal con voz orquestal con guturales que crea una simbiosis muy buena y rompe en directo.

Pero, por desgracia, no todo podía ser un camino de rosas. La triste anécdota llegó con Hem, una banda de heavy metal clásico que, por retraso en el horario causado por la acumulación de tantas bandas solo pudieron llegar a tocar dos temas. Por una parte, entiendo a la sala que, aparte de conciertos, abre posteriormente para continuar la fiesta. Pero no era la manera más educada de hacerlo. Cortar micros de repente, sin avisar a la banda logra justamente lo que ocurrió: malos rollos y conflictos. A pesar de todo, la banda quiso agradecer a todas las personas que habían ido allí para verles o, al menos, iban a interesarse por su música. Gran ejemplo de estos artistas que, ante todo, miran primero por sus fans.

Quitando este último problema la noche dio lo que prometía: una buena dosis de diferentes géneros de la música que nos gusta. Gran evento, gran cartel, gran promotor, gran iluminación, gran nivel, mala organización.

 

Crónica y fotos: Juan Fernández