A medidados de junio tuvo lugar en Alicante una nueva edición del Rock Arena. San Fulgencio acogió en esta ocasión a Tierra Santa, Azrael, Nudo, Bloodhunter, Alhándal, Juan Saurín y X-Trueno. ¡Y nosotros no nos lo perdimos!

Aquí os dejamos la crónica y fotos de la cita de la mano de JuanF.

 

 

Incentivos como este hacen resistir las ganas de conservar el patrimonio cultural y musical que tanto se ha visto dañado últimamente. Un año más persiste uno de los eventos gratuitos más vitoreados del panorama nacional. La localidad alicantina de San Fulgencio, siendo consecuente con sus posibilidades, sigue apostando por el festival que tanto les ha dado. En situaciones así, el cartel es lo de menos.

El reloj marcaba las 19:00 cuando el torbellino furioso de Bloodhunter saltó al escenario para demostrar que el metal no entiende de géneros. El primer error del festival reside en no haber colocado más tarde el death metal de Diva Satánica y compañía. Aún así no se dejaron fuerzas para el resto del día, pues las agotaron todas en los 50 aguerridos minutos que duró su exhibición. A pesar de que los grupos situados a los extremos del horario no suelen tener su merecida recompensa en afluencia de público, varias eran las almas que disfrutaban coreando cada uno de los temas de la banda gallega, que cuenta con una gran masa de incondicionales fans. Temas como “Let the Storm Come” o “PossessedBy Myself” adornaron una velada de presentación de su reciente álbum “The End Of Faith”. Distinguiendo entre gente que valoraba su potencial como banda y personas que iban por el rebote mediático de La Voz, ambos grupos lícitamente válidos para disfrutar de la buena música, se encontró un concierto en el que destacó el virtuosismo de Fenris, guitarrista oficial del proyecto, junto con la garra vocal de Rocío, que fue dañándose con el transcurso de la tarde.

El siguiente artista es un humano que ha encontrado su génesis artística en el arma preciada de su guitarra. Mi tocayo Juan Saurín era el segundo en la programación para emplear sus destrezas a las seis cuerdas. Tenía muchas ganas de encontrarme con él, cosa que ya le comenté en el stand de firmas, y la espera valió la pena. El “Chaos” musical arrancó con la pieza que interpreta junto al voceras Leo Jiménez “El Juego Se Acabó”. Traca potencial ilustrada por Alberto Scarlatta (Inercia) a las voces y secundada por Fer Varela a la guitarra (artista que ya pisó el año pasado el festival con Infernale), el batería Matt de Vallejo (Ankhara, Kaothic)y Javi García (Lords of Black). Un show de lo más enérgico que intercaló compases melódicos como “Trust No More” o “Atlas” junto a temas con presencia letrista. Se iba viendo un colorido aforamiento que iba incrementando a ratos cual ratas acercándose a la música de Juan Saurín. Es, sin duda, una de las grandes joyas que tenemos en nuestro país. Calidad en proceso de tener el reconocimiento que le pertenece. Mi teoría reside en la necesidad de crear tu propio sello, principalmente con el vestuario, como pasa con celebridades de la talla de Slash o Angus Young. Psicología social de estímulos salientes.

La tercera función tenía como protagonistas a Nudo, banda murciana de heavy metal que dejó el listón muy alto, al nivel de lo que llevábamos de edición. El aspecto más negativo del show fue la baja del aporreaparches Gushy, bien resuelta por Aníbal, amigo de la banda y batería de Injector. Con él, interpretaron temas como “Juicio Final”, “Sin Mirar Atrás” o su single “Mirando Hacia al Frente”; pertenecientes a su más reciente trabajo. El frontman Izko logró un especial feedback con los asistentes presentando un nuevo corte en exclusiva llamado “Velando Por Ti” y dedicando “Luna Nueva” a los refugiados auxiliados en las costas valencianas. La sorpresa también vino en forma de una cover del mítico y vitoreado tema “Perro Traidor”, dando una clave en forma de influencias explícitas de la banda. Un trato directo que tuvo su reconocido premio en forma de apoyo máximo. Sin duda, Nudo fue uno de los grupos más beneficiados del día. Acabaron con la machacona “Con Uñas Y Dientes” su paso por Alicante con la certeza de saber que lo dieron todo y más durante su participación en el festival.

Desde el sur llegaba la banda que significó para mí la revelación de toda la edición. Llevando por bandera la esencia del rock andaluz, los malagueños Alhándal se sentían fieles a dar el reconocimiento que se merecen todas las bandas que les han hecho ser quien son a estas alturas. Una mundanidad plasmada en la sonrisa marcada en todo momento en su cantante Yiyi Vega, fruto de su gran cariño por lo que hace. Tuvieron durante toda su actuación un sonido muy pulido y serio cargado de una puesta en escena notoria. Junto a Yiyi, era Juan Zagalaz quien se llevaba la carga central de las miradas del público, con unas posturas modélicas sin depender qué tipo de guitarra portase entre manos. Tributos aparte con las interpretaciones de “Abre la Puerta” de Triana y “Paseando por la Mezquita” de los siempre queridos Medina Azahara, no podían faltar temas como “Jardín del Sur”, “Perder el Norte” o “Azul Y Sal”. Se puede decir sin tapujos que el rock andaluz tiene presente y futuro asegurado. Risas, gente profesional y buena música. Tres claves de la banda sureña.

Pero si había un grupo que causaba expectación por encima de todos era el cabeza de cartel Tierra Santa. Tantos años de carrera, innovando lo justo en cada uno de sus discos, hacen que un servidor se aburra con cada nuevo trabajo, como es el caso del reciente “Quinto Elemento”. Sin embargo, todo cambia en directo. Esa potencia clásica y reconocible de cada una de sus composiciones hacen de sus actuaciones puros cuentacuentos de leyendas trovadorescas. Intercalando temas nuevos con los tracks más reconocibles de su carrera, crearon una atmósfera llena de fanatismo digna de elogios, sin descoserse las vestiduras con la puesta en escena. Himnos como “La Sombra de la Bestia”, “El Bastón del Diablo”, “Legendario” o “Alas de Fuego” hicieron retumbar la plaza de San Fulgencio como estrellas en el cielo. Pese a quien le pese son leyendas del metal nacional y siguen al pie del cañón año tras año. A pesar de las horas que eran, “Drácula” no hizo acto de aparición por Alicante (la canción que más marcó a mi yo de crío). Cuando se embarcaron en “La Canción del Pirata”, todos supimos que llegaba la hora de ir despidiéndose de los trovadores de lo imposible, sabiendo que su nombre siempre será leyenda. Bien merecido ese puesto alto en el cartel del Rock Arena.

Y como Tierra Santa finiquitó su participación, muchos fueron los que tomaron camino para sus respectivas casas a pesar de quedar dos potentes bandas de heavy metal por tocar. Una de ellas, Azrael, ya son más que conocidos después de llevar 25 celebrados años dentro de la música. Era tarde, las fuerzas flaqueaban y, para colmo, empezaban a aparecer ciertos problemas de sonido. Aun así, quedaba un gran cupo de almas que celebraban con ellos la fiesta de la música. Tablas sobre el escenario les sobra para solventar cualquier tipo de problema y, siendo la segunda vez que los veo (la primera fue en un Leyendas del Rock perdido en el tiempo) siempre dan “todo” en vez de “nada”. Los granadinos tienen un buen estado de forma, así seguro que conseguirán conquistar a esa “Mujer de Hielo”.

Me tuve que perder por horario y lejanía a X-Trueno, que tocaron a altas horas de la madrugada. Me guardo en la recámara una futura asistencia al concierto más próximo que den. Por los demás, el Rock Arena se mantiene un año más en sus condiciones óptimas de festival gratuito recomendado. Nuestra mente piensa ya en la edición de 2019, que esperemos nos traiga más variedad musical al cartel y, quien sabe, algún internacional como fue el caso de Death Angel en 2015. También levanto una lanza en favor de que tornen las acreditaciones de colgante. Hasta el año que viene San Fulgencio.

Crónica y fotos: Juan Fernández