Un año más el Download Fest se poderó del recinto de La Caja Mágica de Madrid y nosotros allí estuvimos. Hoy Veltene nos deja una reflexión/resumen de esta segunda edición del festival madrileño.

¿A qué esperáis?

 

 

Ya han pasado varios días desde la celebración de la edición 2018 del festival Download Madrid, y todas las cosas se ven mejor desde una cierta perspectiva. No voy a hacer una crónica de los tres días de conciertos, porque la gente de Live Nation por segundo año consecutivo no me consideró digno de una acreditación de prensa, pero si puedo opinar desde la experiencia que me dan dieciocho años de asistencia a festivales de rock por toda España.

La segunda edición de la franquicia inglesa venía precedida de una cierta polémica por los fallos de organización en 2017 y por los dispares horarios en la presente cita, pero allá que nos fuimos con la esperanza de que un año de experiencia sirviera para mejorar el festival. Y claro, nada más llegar a las inmediaciones del recinto, pudimos comprobar que los errores persisten y algunos incluso se agrandan, como la falta de aparcamiento controlado, la inexistencia de una zona de acampada, tan demandada y común en estos eventos, unas conexiones con el centro poco planificadas, si no hay aparcamiento habrá que ofrecer una solución para desplazarse hasta la Caja Mágica. Otro de los errores que parecen imposibles de solucionar son las largas colas para acceder al recinto, que el día de apertura dejaron casi sin público a las primeras bandas y por supuesto, el omnipresente olor a cloaca que invadía buena parte del festival y que fue tema de quejas incluso por parte de algunos músicos.

Pero una vez superados los primeros obstáculos lo que yo me llevo de este festival, son los aciertos, la amplitud del recinto, dejar meter botellas de agua, la facilidad para cambiar dinero por Tuentis y bebidas, servicios limpios, gran variedad de comida, y sobre todo las bandas, con grandes nombres en el cartel y conciertos para recordar, como el sorprendente directo de Avenged Sevenfold , como la descarga de los míticos Judas Priest con la incorporación final de Glenn Tripton , la diversión del rockabilly metal de Volbeat o la caña de Parkway Drive, por enumerar algunos, sin olvidarme de las tres horas y pico de Guns´N Roses o el espectacular concierto que contra todo pronóstico nos ofreció Ozzy Osbourne. También tuve tiempo para descubrir grupos que no conocía, como Myrkur o Underoath que me dejaron gratamente sorprendido, cierto es que hubo algunos fallos técnicos como en la actuación de A Perfect Circle que acortaron su actuación, pero en general las bandas rayaron a un nivel muy alto y a mí personalmente me dejaron muy buen sabor de boca. Pasados unos días los errores se convierten en simples anécdotas y solo me quedo con la comunión entre los asistentes dentro y fuera del recinto, con las grandes actuaciones, algunas únicas y posiblemente irrepetibles y con los tres días de diversión junto a mis amigos disfrutando de la música que más nos gusta.

La organización no fue perfecta, es cierto, pero he asistido a festivales mucho peores, tiene que aprender de sus errores y mejorar año tras año siempre pensando en su público. Ya se habla de la próxima edición y de la posibilidad de cambiar de ubicación, incluso de llevarse el festival a otra provincia, creo que sería un error para Madrid dejar escapar un festival como este, igual que dejaron pasar el Rock in Rio, el Sonisphere o dejaron languidecer el Festimad, una ciudad como Madrid se merece un gran festival de rock, bien planteado y en una ubicación con todas las comodidades posibles, que haga de cada una de sus ediciones una fecha señalada por todos los amantes de la música.

Texto por E.Veltene