El pasado 14 de octubre tenía lugar una nueva edición (y ya van 17) del festival Atalaya Rock, una de esas fechas señaladas que nos alegra el otoño año a año gracias a una organización que se preocupa de llevar el heavy metal a un municipio como Pozal de Gallinas, con un cartel siempre con nombres apetecibles y de manera gratuita. Este año, contábamos con Grave Noise, Diabulus in Música, Delalma, Tierra Santa y Bloodhunter. Más no se puede pedir.

¡No os perdáis nuestra crónica del festival!


A las 20:30 de la tarde comenzaba la música con Grave Noise, los thrashers castellanos capitaneados por Iker a la voz y a la guitarra, lograron caldear rápidamente el ambiente con una descarga corta pero intensa. Durante aproximadamente cuarenta minutos dieron buena cuenta de lo que es su último trabajo "Roots Of Damnation". Pronto se generaron los primeros circle pits de la noche en un evidente signo de aprobación de la audiencia por lo que se cocía sobre el escenario, e incluso fuera de el, ya que Iker y Edu no dudaron en bajarse a tocar entre el público durante "In God We Thrash", mientras la contundente base rítmica compuesta por Fer al bajo y Toñín a la batería se quedaba sola en el escenario. Grave Noise apuntaron buenas maneras y agradaron sobre manera al público más cañero que no quiso perderse el bolo de sus paisanos.

Los siguientes en salir a escena fueron Diabulus in Música, que salieron al escenario a defender su metal sinfónico frente al nutrido pabellón donde no sé si había más humo que personas, y personas había muchas. No había tenido oportunidad de ver un concierto completo de los navarros, tenía ganas de verlos y no me defraudaron. Fue inevitable para mi acordarme del estilo de los primeros discos de Nightwish. Gozaron de un buen sonido, con buen balance entra las voces líricas de Zuberoa y los guturales del también teclista Gorka.

Con no muchas palabras hacia el público fueron soltando temas como "Invisible", "Otoi", con flauta travesera incluida, "Shadow of the throne", donde Zuberoa abandona el escenario para que Gorka interprete una canción repleta de guturales o "Scenaries of hope". Tras aproximadamente una hora, se retiraron dejando un buen sabor de boca y con una buena respuesta del público. Habrá que repetir.

Los siguientes fueron Delalma, un grupo que pese a ser su primera gira, levanta ya pasiones y convoca mucha gente, fruto sin duda del excelente disco que se han marcado. Desde la inicial "Acto de fe", al menos el público de las primeras filas donde yo me encontraba, cantó a todo pulmón todas las canciones, dejando patente el buen resultado y el éxito que está teniendo el proyecto de Manuel Seoane. Ramón Lage recibe toneladas de cariño y él las devuelve cantando maravillosamente bien, acompañado por un trabajo a los coros de toda la banda muy importante.

Como en otros festivales que han tocado, su set se basó en las canciones más cañeras de su álbum debut, dejando las baladas para otra vez. Es impresionante comprobar lo bien que funcionan en directo temas como la citada "Acto de fe", "Mañana vuelve a oscurecer", "El mirlo", que es una locura y por supuesto "Cárcel de cristal". La única pena del concierto es que no durara más y no pudiéramos haber escuchado "La última noche" o "Quédate", porque realmente lo merecen. Delalma son buenísimos, sus conciertos son una montaña de emociones y se hacen cortos, muy cortos. Ahora mismo están en el top de bandas españolas, así que espero verlos una y mil veces más.

El nombre más grande del cartel eran los míticos Tierra Santa, que venían a presentar su último álbum "Destino". Los riojanos saltaron al escenario con un largo parón para cambio de backline, que no pareció servir de mucho porque el sonido era pésimo. El sonido más que excesivo del bombo y de la guitarra de Dan tapaban todo y no se escuchaba nada bien, algo que duró la mitad del concierto. El propio Dan tuvo que cambiar de amplificador tras el primer tema "Pecado de ángel" por problemas técnicos. La verdad, era bastante raro ver a Ángel haciendo un solo y que prácticamente no se oyera y sí la guitarra rítmica. Fue una pena, porque este hecho ensombrece un concierto y la banda no tiene mucho que hacer.

Hasta la mitad del concierto no empecé a disfrutar del show, cuando por fin se balanceó el sonido y me lo pasé como un niño pequeño. Tierra Santa tiene muchos clásicos y en directo son un cañón, como "Nerón", "La leyenda del holandés errante", "Pegaso" o "Alas de fuego", aunque eché mucho de menos "El bastón del diablo". También hubo tiempo para temas más nuevos como "Destino", "El dorado" o "Por el valle de las sombras", que aunque no funcionan como los clásicos, tuvieron buena respuesta. El final, como siempre, llegó con "Legendario" y "La canción del pirata", que no hay nadie que no se sepa. Una pena el mal sonido de la primera mitad, porque de haber sido como debería, hubiera sido un concierto de 10.

Terminó la noche con Bloodhunter de excelente manera, ya que contaron con el apoyo de un numeroso público que se quedó hasta el final del bolo. Diva Satánica y los suyos pusieron todo de su parte para que el fin de fiesta fuese por todo lo alto y vaya si lo consiguieron. Fabs Tejada al bajo, Guillermo y Dani a las guitarras y Adrián Perales en la batería demostraron que son una de las bandas más en forma del panorama nacional dentro de su estilo, mención aparte para Diva Satánica, que no dudó en dejarse una vez más la garganta en cada estrofa, dando una lección de actitud brutal durante toda la noche. El quinteto se centró en su último trabajo "Knowledge Was the Price" del que sonaron temas tan destacados como "A Twist of Fate to Come" o "Never Let It Rest" durante los cuales los circle pits se sucedieron entre la animada audiencia que disfrutó del intenso concierto que sirvió como colofón al festival.

Desde aquí nos queda desear larga vida al Atalaya Rock, al que tengo un cariño especial y agradecer a la organización por el trabajo año tras año y ser referentes para ofrecer algo tan bueno y gratuito, como hacen también otros como Bodega Rock, que también lleva una pila de años y esperamos que vuelva en 2024 o Vacceo Rock.

Fotos: NachoGS

Crónica: Luis Martin