Para cerrar la semana tenemos nueva ración de "Rincón Sin Metal". Hoy Fernando Acero nos presenta a Justice, un dúo de la escena house francesa con una propuesta musical fresca e impactante dado el cóctel de estilos con los que juegan.
Si no los conocías no dudes en echar un vistazo. Te sorprenderán. ¡Entra ya!
Hace algún tiempo, en el Rincón Sin Metal dedicado a Daft Punk, mencionaba la importancia del conjunto para la imagen de la electrónica francesa. El legado de los robots ha calado con fuerza dentro de la escena house gala, y uno de sus frutos más jugosos es sin duda el del dúo conformado por Xavier de Rosnay y Gaspard Augé, Justice.
¿Y qué nos puede ofrecer de nuevo un conjunto de house que podría ser como otro cualquiera, os estaréis preguntando? Sin lugar a duda, una de las propuestas más frescas e impactantes de la electrónica de los últimos diez años: un cóctel a base de house, electro, dance, disco, música barroca – sí sí, esa cosa rara que hacía el pelucas de Johann Sebastian Bach – y hard rock ochentero. Es más que probable que con una definición así se os vengan diversos pensamientos a la cabeza: o es la mierda más estridente creada jamás en el planeta, o son una pandilla de freaks que juegan al postureo por su indefinición musical, o que puede ser una propuesta sencillamente fascinante. Si sois de los últimos, os invitaré de muy buena gana a recorrer el breve – pero intenso – camino de los franceses.
Justice nace en 2003 en el sello Boombox Records, del que poco después saldrían para empezar su andanza profesional en el legendario Ed Banger Records (SebastiAn, Mr. Oizo, Breakbot, Uffie), en el que se encontrarán bajo la responsabilidad del productor Busy P, otra eminencia en el mundo de la electrónica de baile.
Es en el año 2007 en el que empieza la leyenda con su debut, Cross – también conocido como † –, cuya portada luce la imponente cruz latina luminosa que muestran en todas sus actuaciones en vivo. Es considerado por muchos su mejor trabajo hasta el momento – dada la brevedad de su discografía de estudio, que en siete años sólo cuenta con dos lanzamientos. Encontramos un perfecto equilibrio entre elementos de dance, electropop, disco, metal y barroco, así como el house más ácido y estridente que podamos encontrar – véase, “Stress”.
Resulta imposible seleccionar unos pocos temas de este álbum dada la gran homogeneidad de sus composiciones, que a pesar de ser en su mayoría instrumentales, parecen aludir a una intención conceptual basada en una lectura contemporánea de la Biblia – algo así como Jesucristo Superstar. No obstante, sobresalen temas como un imponente “Genesis”, “D.A.N.C.E.” y sus ritmos de baile que nos evocan a los Jackson 5, las majestuosas “Phantom” y “Phantom (Part II)” – véase su videoclip para evidenciar la actitud de rockstars de la que hacen gala –, repletas de elementos sinfónicos, psicodélicos y rock, “DVNO” o la ácida “Waters Of Nazareth”. Todos ellos les sirvieron como una perfecta tarjeta de presentación que les abrió las puertas de algunos de los festivales más prestigiosos del planeta en cuanto a la música electrónica, como el Sónar de Barcelona.
Cabe comentar que dicho álbum contó con su respectivo directo, A Cross The Universe, del año 2008, contando con temas inéditos como “Phantom (Part 1.5)”, “D.A.N.C.E. (Part 2)” o un aclamadísimo “We Are Your Friends”, realizado en colaboración con la desaparecida banda de rock electrónico Simian.
El año 2011 llegó con otro nuevo álbum, esta vez con un corte más cercano al pop, pero sin olvidar en ningún momento las raíces: Audio, Video, Disco.. Un mayor apoyo mediático le sirvió para lanzar temas tan sonados como “Civilization”, “On’n’On”, “New Lands”, “Helix” o “Canon”, que rememora las reminiscencias barrocas de su sonido.
No obstante, Audio, Video, Disco. cuenta con una sorpresa inesperada: la pieza maestra del conjunto hasta la fecha, Planisphère. Es probablemente una de las mayores hazañas de la historia del house, en un sobrecogedor resumen de lo que representa Justice como conjunto, incluyendo un impresionante guiño al metal en un solo final de más de cuatro minutos de duración. Muy recomendable incluso para aquellos que os mostráis escépticos con lo que creéis que pueda representar la música electrónica.
Este álbum contó también con una puesta en escena y con su consecuente disco en directo: Access All Arenas. Si bien más breve en duración, la calidad respecto a su antecesor, A Cross The Universe, resulta indiscutible y demuestra que el conjunto apunta maneras.
Y estamos en 2014. Y nos encontramos ante una banda que a pesar de su juventud – hablando desde el punto de vista de la trayectoria, dado que ya pasaron los treinta años de edad – se ha convertido en un auténtico referente del panorama de la electrónica contemporánea. Sólo queda preguntarnos ¿cuándo será su próximo lanzamiento? ¿Y qué nuevas propuestas encerrará la esfera de claroscuros que suponen sus cautivadoras composiciones? Ante eso, creo que lo único que podremos hacer será esperar.
Texto por Fernando Acero