Han pasado ya dos años desde la edición de "Mantiis", mas con motivo de su re-edición por el sello Season Of Mist nuestro redactor Fernando Acero no ha podido resistir la tentación de recomendaros encarecidamente esta joya de Obsidian Kingdom.

¡No te pierdas nuestro "Disco de la Semana"!

 

 

Ríos de tinta son los que han corrido desde que en 2012 la banda catalana Obsidian Kingdom publicase Mantiis. Nadie podía imaginar la meteórica trayectoria del álbum en el panorama underground de este país, convirtiéndose en un verdadero emblema generacional cargado de un optimismo sin precedentes en cuanto a la denominada “escena local”.

Dos años más tarde, Season Of Mist, actual sello del conjunto de black experimental, reedita este álbum bajo su ala. A estas alturas, es de imaginar que no queda demasiado por comentar de Mantiis: decenas de blogs de este país – y parte del extranjero – se han dedicado a desentrañar el contenido del LP. Y desde luego, este aporte no iba a suponer en absoluto una excepción. Dado que es mucho el público que lo conoce, me gustaría aprovechar estas líneas para reflexionar en cuanto a su contenido y su nivel de trascendencia, más que ir a hablar de la calidad o no de los temas – que personalmente, me resulta un aspecto indiscutible.

No es difícil convenir que Mantiis es una rara avis dentro de un panorama acostumbrado a una ortodoxia compositiva un tanto provinciana. Encontrar a artistas que sepan defender un concepto tan hermético en forma de álbum temático es sencillamente un milagro en estos lares. O si más no, hasta la fecha era algo poco frecuente. La tétrica historia narrada, vertebrada por ejes de sexo, violencia y muerte, ha constituido un referente en cuanto al planteamiento de la globalidad de un álbum.

No me malinterpretéis: Obsidian Kingdom no han descubierto la panacea musical, si es que acaso tal término tiene sentido. Es cierto que se lleva utilizando un formato de álbum fragmentario tal que así desde que Frank Zappa se lanzase con Freak Out! en 1966; y asimismo, las cuestiones de los conceptos ya habían sido tratadas por bandas nacionales como Extremoduro (La Ley Innata, Pedrá) o Mägo de Oz (Gaia). Nada nuevo bajo el sol, siendo estrictos.

Lo verdaderamente novedoso en este caso es la capacidad de generar en catorce cortes una variedad de ambientes de un eclecticismo sin igual: de los pasajes progresivos de “Oncoming Dark” o “The Nurse” a etéreas secuencias como “Not Yet Five” o “Fingers In Anguish” pasando por la monstruosa fuerza de “Endless Wall”, “Cinnamon Balls” o “Ball-Room”. Y todo ello, enmarcado en una imaginería críptica y en retóricas kafkianas que juegan constantemente a una salvaje provocación. Me atrevería a afirmar que el atractivo de este trabajo, la razón de su éxito, reside precisamente en esas implícitas sugestiones, como incitaciones a un pecado desconocido.

Explicar el triunfo de este trabajo también implica conocer el contexto de pujanza del metal extremo a nivel nacional en la última década. Y no quedándonos ahí, deberíamos asumir la superación de ciertas tendencias a través de este CD. Que la vertiente del black metal es omnipresente en el álbum es obvio, pero dista muchísimo de lo que podríamos entender popularmente como tal género, adentrándose de lleno en terrenos que generalmente suenan sacrílegos en estos pareceres, como “electrónica”, “progresivo” o “ambiental”.

Lo que de algún modo representaría la guinda de este pastel sería sin duda alguna su defensa en vivo. Y siendo honestos, los directos de Obsidian Kingdom son hoy por hoy los más poderosos que podamos encontrar en la escena underground extrema. Y es en el verdadero campo de batalla de los escenarios donde se ganan las guerras. Porque, por muy pretendida que sea la perfección en estudio de cualquier trabajo, éste no servirá de absolutamente nada hasta que un músico sea capaz de hacerle justicia en directo – especialmente con la gran cantidad de medios con los que se puede contar a día de hoy. Y en ese sentido, podríamos decir con todas las de la ley que el reinado de los barceloneses sobre las tablas ha sido y será largo.

No tengo reparos en elogiar en lo que, personalmente, considero que es uno de los mejores trabajos de los últimos años. La vigencia de su legado dos años después marca lo que se recordará como un auténtico punto de inflexión en la comprensión de la música extrema, progresiva y experimental de este país. Una joya única para observar inequívocamente el cambio de los tiempos.

 

Tracklist:

  1. Not Yet Five
  2. Oncoming Dark
  3. Through The Glass
  4. Cinnamon Balls
  5. The Nurse
  6. Answers Revealing
  7. Last Of The Light
  8. Genteel To Mention
  9. Awake Until Dawn
  10. Haunts Of The Underworld
  11. Endless Wall
  12. Fingers In Anguish
  13. Ball-Room
  14. And Then It Was

 

Obsidian Kingdom son:

Rider G Omega: Voz y guitarra
Prozoid Zeta JSI: Guitarra
Zer0 Æmeour Íggdrasil: Voz y teclados
Fleast Race O’Uden: Bajo
Ojete Mordaza II: Batería

 

Nota: 10/10

Review realizada por Fernando Acero