Comenzamos esta nueva temporada repasando los festivales veraniegos, efectuando nuestra primera parada en Clisson (Francia) para traeros de la mano de Xell y Wrathen la crónica y fotos de la primera jornada del gigante francés conocido como Hellfest Open Air.

Caspian, Watain, Hail of Bullets, Impaled Nazarene, Godflesh y más te esperan a continuación.

 

 

Otro año más nos dirigíamos a tierras francesas para el que se ha convertido en uno de mis festivales favoritos, el Hellfest celebrado en la localidad de Clisson, cerca de Nantes. Al llegar al festival, vimos el primero de muchos de los cambios que había sufrido, el peor de todos, sin duda, la masificación. Aunque era de esperar ya que las entradas llevaban agotadas meses. Una vez recogidas nuestras pulseras nos encontrábamos con lo que se había nombrado como la “Hell City”. Una plaza que recreaba el más puro ambiente del barrio londinense Camden con varias tiendas y un stand de información. El camping seguía igual que la última edición, lo que choca bastante. ¿Si en esta edición iba a haber mucha más gente que el año pasado, no sería lógica aumentar también el número de baños y duchas? Pues parece ser que para los franceses, ya estaban bien las duchas como estaban. La realidad es que las colas para ducharte (a no ser que fueras a las siete de la tarde) o para ir a los lavabos de buena mañana, eran interminables.

Quejas a parte, la odisea del viernes empezaba con una golosina muy apetecible llamada Caspian. Los de Massachusetts nos ofrecieron su post rock muy en la onda de bandas como Mono o This Will Destroy You, y supieron congregar a un buen número de asistentes pese a ser bien pronto por la mañana. Como era de esperar, el set fue bastante corto, aunque lo suficiente para apreciar la calidad instrumental de la banda (si bien las voces no sonaron como deberían haber sonado). Llenaron el The Valley con temas como “TheR aven” o “Gone in Bloom and Bough”, aunque sin duda la perla gorda de la actuación fue terminar con “Sycamore” y dos baterías al unísono. Una pena no haber podido disfrutar de ellos en una sala durante su paso por la península.

Teníamos en nuestro running order tanto las actuaciones de Satan como las de Gehenna, pero al final prevaleció el hidratarse y comer e inspeccionar un poco la zona del festival. El recinto era el mismo si bien la distribución se había modificado ligeramente para así poder dar cabida a más público. Una vez con el estómago lleno, hicimos la primera incursión a uno de nuestros escenarios predilectos del Hellfest: el The Temple. Lamentablemente, fue el escenario que más perjudicado se vio por el sonido (al contrario que anteriores ediciones) y Deströyer 666 fueron los primeros en pagar el pato. Y no eran pocas las ganas que había de verlos, pero es que sencillamente la actuación fue un desastre. No había manera de distinguir las guitarras, ni siquiera en cultos como “Satan’s Hammer” o “Satanic Speed Metal”. Ellos lo hicieron tan bien como pudieron, simplemente no tuvieron suerte. Afortunadamente, su escenario gemelo The Altar, fue el que mejor sonó durante toda la velada.

Turno para Hail of Bullets, el supergrupo holandés de death metal de temática bélica, concretamente de la Segunda Guerra Mundial, que lleva de 2006 sin variar su formación y con miembros que han pasado por bandas como Asphyx, Thanatos, Ayreon, Gorefest, Pestilence o Bolt Thrower. Es decir, a priori, conciertazo, sobre todo al ver que la banda cuenta a la voz con el carismático Martin van Drunen y así fue. Deathmetal de corte clásico, machacón, con un sonido nítido a la vez que sucio y con tablas encima del escenario más que de sobra de todos los miembros. Comenzaron con “Swoop of the Falcon” de su última obra, “III: The Rommel Chronicle”s donde ya se vislumbraba lo que nos iba a esperar todo el concierto: mover el cuello como si no hubiera mañana a la vez que observábamos a tanto genio encima del escenario. Maravilloso concierto, una distribución de temas perfecta y para todos los gustos (3 canciones de cada uno de sus 3 discos), ningún momento de bajón y la duración perfecta para que hasta personas no aficionadas al estilo no se aburran y les resulte tedioso. Como momento estelar me quedo con los temas “Red Wolves of Stalin”, “Tokyo Napalm Holocaust” y “Ordered Eastward”, uno de tras del otro para llegar al final con el último tema nombrado anteriormente, que sin duda es su mayor himno. No hay nada que reprocharles, saben que es lo que queremos los que vamos a verles y lo dan, dejando poses, discursitos y sobradas a un lado.

Sin casi poder descansar de la descarga deathmetalera que acabábamos de recibir, turno para volver al The Temple a sufrir una de las mayores decepciones del día. Impaled Nazarene fueron incapaces de sonar a algo diferente de una bola de sonido pegajosa e incapaz de desmarañarse. ¿Iba a estar el black metal condenado a sonar mal toda la jornada del viernes? Pues, desgraciadamente, pocos grupos se salvaron, desconozco si fue por no traerse a su propio técnico de sonido o no ser capaces de ecualizarse en condiciones. Lo triste fue ver como un grupo con unas tablas sobre el escenario como son los finlandeses quedaran reducidos a parecer una banda novata y desincronizada.

Desafortunadamente, seguíamos para bingo en cuanto a decepciones se refiere. Tocaba el turno de lo que en un principio vendieron como una reunión de Nocturnus, pero que poco tiene de ello. Nocturnus AD no deja de ser Mike Browning con el resto de sus compañeros de After Death reunidos tocando temas de Nocturnus, ya que hay que recordar que pese a que After Death fue creado por la clásica formación de Nocturnus, nada queda ya de ese line-up. La actuación me resultó bastante insulsa, muy técnica, sí, pero sin cuerpo ni mucho que ofrecer. Quisimos dar un giro e ir a ver a Rob Zombie, pero resultó ser otro calvario. Para empezar nos costaba distinguir qué canciones estaba interpretando y encima nos habíamos perdido “Drugula”, que seguramente hubiera sido una fiesta. El señor Rob no lleva precisamente malos músicos, por lo que su presencia en el escenario se hizo aún más insignificante. Si a eso le sumamos de acabar la actuación tirando de covers trilladísimos como “Enter Sandman” o “Schools Out” hacen de su show toda una broma de mal gusto.

El viernes seguía accidentado y ahora tocaba el mayor incidente de todos. Godflesh no habían llegado, por lo que retrasaban su actuación y tocarían justo después de que Electric Wizard terminaran. Eso hacía que Godflesh coincidieran tanto con Kvelertak como con Septicflesh, por si no había suficiente dilema ya. Así que tras llegar al escenario The Valley y encontrárnoslo vacío, pusimos rumbo al The Temple para ver a Watain. O lo que es lo mismo, la decadencia de un grupo que podía haber sido grande, muy grande, sin desmarcarse de sus orígenes. Tenía mis serias dudas antes del concierto, porque aunque su último disco es una declaración de intenciones muy convincente, tenía la esperanza de que en directo mezclaran temas de discos anteriores con temas del último disco a partes iguales. Tampoco entraba dentro de mi previsión el ir a verles, pues en ese momento debería de estar tocando Godflesh, pero por problemas citados estos tocarían más tarde, así que pese a que no tenía expectativas, esperaba algo más de ellos. Pero no, 5 temas de su nuevo disco, “The Wild Hun”t, que no hay manera de pillarlo desde mi punto de vista, 3 de su mediocre “Lawless Darknes”s, aunque bien elegidas, como “Malfeitor” y una mísera canción de sus 3 primeros discos, exactamente “Stellarvore” que tampoco es que sea un temazo. No voy a decir que para mí han muerto porque si mañana me dicen que tocan cualquiera de los 3 primeros discos enteros voy si hace falta a Australia a verlos, pero si este es el rumbo que han decidido a tomar, allá ellos. En directo siguen igual que siempre pese a los temas elegidos, escenografía muy cuidada, sonido muy bueno para hacer black metal, y un Erik que sigue sabiendo actuar como frontman sin parecer una estrellita. Es curioso que pese a haberse comercializado en disco, en directo siguen con la misma esencia que en los últimos años, por lo que quien pueda que aproveche para verlos, que seguro que tardarán poco en cambiar en ese aspecto también.

 

De los que no podemos tener queja alguna (salvo que hubieran tocado mucho más tiempo) es de Death To All. Tuvimos la suerte de disfrutar de ellos durante el Neurotic Deathfest de 2013, aunque con un line-up distinto, y esa noche volvieron a dar un show espectacular. Contábamos con tres de los miembros originales del álbum “Human”: Steve Di Giorgio, Sean Reinert y el carismático Paul Masvidal. Este último demostró tener energía a raudales y no paró quieto un segundo sobre el escenario. El show tuvo todo lo que había que tener: buen sonido, buen feeling y buen setlist, además de una interpretación impecable. Las canciones fueron llegando una tras otra, “Flattening of Emotions”, “Leprosy”, “Left To Die”, “Suicide Machine”… mientras nos quedábamos patidifusos, con la boca abierta, ante semejante espectáculo. Y es que donde muchos ven una manera de aprovecharse del nombre de Death, nosotros vemos una oportunidad única de disfrutar de tales canciones. Además tuvimos la sorpresa de contar en temas como “Symbolic” o “Spirit Crusher” con Steffen Kummerer a las voces y Hannes Grossman a la batería, ambos militantes de la banda Obscura (si bien en estos momentos Hannes ha abandonado el grupo). Todo tiene un final, y ya con Masvidal y Reinert de vuelta al escenario, terminaban con “Zombie Ritual”, “Baptized in Blood” y “Pullthe Plug”. Una pena que no podamos disfrutar de algo así todos los días. Nada puede equipararse a Chuck Schuldiner, pero no puedo pensar en un homenaje mejor que estos conciertos.

Si bien Watain eran los cabezas de cartel del escenario de black metal de ese día, todos sabíamos que los cabezas reales por peso, historia e incluso calidad en los discos actuales eran Enslaved. Y así nos lo hicieron saber, pues dejaron a Watain a la altura del betún. Comenzaron presentando por primera vez para un servidor un tema de su último disco, “RIITIIR”, que para mí fue el mejor disco de 2013. De aquí en adelante aviso que está hablando un fan, no un crítico así que pido disculpas. Tras la espectacular “Death in the Eyes of Dawn” retrocedieron en el tiempo para tocar “Ruun”, dónde Ivar Bjørnson, Grutle Kjellson y Herbrand Larsen nos deleitaron con sus variados juego de voces. Todo estaba yendo de maravilla, pues tras la ya mítica “Ruun” llegó el turno de “RIITIR” para volver al último disco (y no regresar más) pero justo después llegó el único bajón de la noche, la detestada (por mí, claro) “Ethica Odini”. Son cuestiones personales, pero no puedo con su disco "Axioma Ethica Odini", pero para compensar sorprendieron a todos tocando seguidamente “Convoys to Nothingness” del “Monumension” que nunca la había visto en directo. Sorpresón personal, tratándose además de la única canción que realmente aprecio de este disco. Posteriormente, no se fueron muy lejos, al menos temporalmente, pues llegó el turno de “As Fire Swept Clean the Earth”, que fue recibida de manera eufórica por todos y fue el mejor momento del concierto sin ninguna duda. Sólo quedaba ya tiempo para una canción y se hacía raro pues faltaban varias de las fijas. Todo parecía indicar que tirarían hacia alguna del “Isa”, o del “Vertebrae”, pero decidieron tirar sus inicios, mejor dicho los inicios de los inicios, para dar paso a “Allfaðr Oðinn” de su primer EP y así dejarnos a todos con la boca abierta. Que aprenda Watain.

El primer día del festival estaba llegando a su fin, y había que tomar la decisión de qué banda ver. Lamentándolo mucho por los noruegos, al final me decanté por ver los primeros temas de Septicflesh hasta que diera comienzo la actuación de Godflesh. Los griegos siguieron la misma tónica de siempre. Seth tiene mucha presencia sobre el escenario, pero lo que se dice tocar el bajo, lo toca poco. Mucho sampler y poca conexión entre ellos. Y pese a ello, el público (yo incluida) es capaz de disfrutarlos al máximo. Poco pude ver salvo “A Great Mass of Death”, “Pyramid God” y “Communion”, además de un tema del último álbum que fui incapaz de reconocer. Me hubiera encantado llegar a ver “Anubis”, pero Justin nos esperaba en el The Temple.

Desafortunadamente y debido al problema con el transporte que habían tenido los ingleses, la actuación de Godflesh se acortó bastante, dejando su set sin llegar siquiera a los 40 minutos de duración. Por el contrario, su directo nos destruyó cual apisonadora. El setlist no pudo estar mejor elegido. Empezaron con “New Dark Ages” seguida de “Ringer”, la única representante de su último trabajo “Decline And Fall”, para el que muchos ha sido toda una decepción y para otros como si el tiempo no hubiera pasado para Godflesh. Para el resto de actuación tiró de mi disco favorito, “Streetcleaner” y tres de sus pesos pesados: “Like Rats”, “Christbait Rising” y la homónima “Streetcleaner”. “Crush my Soul” fue la encargada de darnos el remate final y dejarnos con cara de tontos. No dejo de leer y escuchar comentarios negativos sobre las actuaciones de Justin Broadwick y yo cada vez que les veo salgo más encantada que antes. Ahora tocaba tomar camino del camping, a descansar o a tomarte la última cerveza festejando en el Metal Corner.

Crónica: Xell y Wrathen

Fotos: Xell

Foto Enslaved: Vic A. Granell

 

 

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