Tras las crónicas de los dos primeros días, rematamos hoy la última edición de Hellfest con el relato de Xell y Wrathen de la esperada última jornada.

Alter Bridge, Emperor, Black Sabbath, Opeth...

 

 

Último día en suelo francés y el tiempo seguía en cruzada con nosotros. Parecía que iba a llover y que nos íbamos a poder refrescar un poco, pero el Sol decidió no esconderse y asistir a toda la jornada festivalera. Menos mal que nuestro primer destino era la carpa del The Temple para ver a Blacklodge, trío francés que practican un black metal de corte industrial. Despreciados por muchos, pero alabados para los presentes dieron un señor concierto con sus escasos 30 minutos de set. Repasaron toda su discografía con canciones como “The Arrival of Satan” pasando por temas como “Mission” o “Neo.Black.Magic.”

Como habréis podido notar, el escenario The Altar, dedicado al death metal lo teníamos más que cubierto. Era el turno de Obliteration una banda noruega que durante la pasada edición del Roadburn fueron los apadrinados por el mismísimo Mikael Âkerfeldt. Sobre el escenario lo que vimos fue una banda de jóvenes nórdicos (pero con tres discos ya en su haber) con ganas de comerse el mundo y desprendiendo actitud y mala hostia a raudales, que desencadenó en uno de los mejores conciertos del día. Banda de esas que cuando las ves pasan automáticamente a ser tarea pendiente para escuchar a fondo de ahora en adelante y, que espero que pasen por España pronto, pues su directo visceral y contundente en sala pequeña puede ser grandioso.

El domingo iba a estar lleno de grandes espectáculos y así lo confirmaba la actuación de In Solitude. Si bien creo que el tocar a plena luz del día les quitaba un poco de ambiente, los suecos supieron desenvolverse estupendamente encima del escenario. Ignoro la razón por la que decidieron realizar un setlist basado completamente en su último álbum, “Sister”, pero el caso es que no importó en absoluto. Pelle tiene una voz que brilla con luz propia y Uno se ha convertido en uno de nuestros baterías favoritos, no solo por su técnica sino por la energía que desprende. Toda la banda en general es bastante entusiasta, pero si hay un miembro que probablemente da más del 100% de sí ese es Gottfrid. “A Buried Sun” fue el punto álgido del setlist, si bien “Sister”, “Lavender” o “Horses in the Ground” fueron bien recibidas. Mención especial a que decidieron terminar con “He Comes”, tema que da principio a su último disco y que aprovecharon para brindar homenaje al tristemente fallecido Selim Lelouchi (The Devil’s Blood, Selim and his Enemies). En definitiva, un concierto de sobresaliente.

Regresábamos a las carpas para presenciar uno de los conciertos que más nos apetecía. Ulcerate sacaron el pasado 2013 su álbum “Vermis”, el cual cosechó un buen número de listas de los mejores álbumes. Su actuación fue tal y como esperábamos, buen sonido y buena presencia, además de un setlist cuidado para la poca duración que tenían. Los temas oscilaron entre su último álbum y su predecesor “The Destroyers of All”, siendo la homónima “Everything is Fire” la única representante de su segundo álbum y que sirvió como cierre del show. Death metal técnico del bueno, elaborado con calidad y esmero. ¡Con muchas ganas de ver a Paul y a los suyos por nuestras tierras este próximo noviembre!

Sin movernos de las carpas, pasábamos al The Temple para ver a los rumanos Dordeduh. Un concierto al que fuimos sin muchas expectativas y que resultó mejor de lo esperado. Si bien el sonido podría haber estado un poco más cuidado, los que una vez formaron parte de la mítica banda Negura Bunget dieron el 100% sobre el escenario. El parecido con la música realizada en Negura era más que notable e incluso en algún momento llegamos a pensar que estaban tocando un cover de algún tema del Om. Su vocalista, Hupogrammos, impresionante. Nos recordó el por qué del amor que solíamos profesarle a Negura Bunget.

Se suponía que ahora íbamos a presenciar la actuación de los holandeses Urfaust, pero lamentablemente tuvieron que cancelar el día anterior debido a que, la hija de uno de los miembros, estaba en estado grave de salud. En su lugar descansamos un poco, nos refrescamos y escuchamos algún tema de Angra (como ese mítico “Carry On”) mientras esperábamos que Alter Bridge saltara a escena. Myles Kennedy se metió en el bolsillo al público francés desde el segundo uno. No solo nos enamora su magnífica voz sino también la simpatía que derrocha y la buena conexión con los asistentes. Celebramos también la elección del setlist y es que visitó mayormente su gran éxito “Blackbird”. Nos dejamos la garganta en temas como “Ties that Bind”, “Come to Life” o “White Knuckles”, pero sin duda la gran sorpresa fue que tocaran “Blackbird”, uno de los temas más lentos de su discografía que es puro sentimiento. También nos brindaron canciones de su último álbum “Fortress”, “Addicted to Pain” o “Cry of Achilles”. El cierre vino dado por “Isolation” de su penúltimo disco, donde Mark Tremonti se lució a la guitarra.

Decidimos darnos un buen descanso antes de la recta final dado que lo que nos esperaba no era precisamente pequeño. Tras dos horas que invertimos en ducharnos, beber cerveza y reírnos del estado deplorable que llevaban a esas alturas algunos festivaleros, llegó uno de los momentos más esperados del festival, Vreid tocando temas de Windir, Ulcus y cómo no, de Vreid. Pongámonos en situación. Windir, que con su black metal con toques folk, probablemente es una de las bandas más importantes del black metal, se disolvió en 2004 tras la muerte de su cantante (y líder) Valfar. El resto de la banda venía de otra banda llamada Ulcus, que practicaban un black metal mucho más sinfónico que pasó bastante desapercibida (y con razón), y tras este suceso fundaron una nueva banda, llamada Vreid, sin el teclista ni uno de los guitarras de Windir y Ulcus, y con otro guitarrista, evolucionando dicha banda desde un black metal muy similar al de Windir pero menos folk hasta un black n’ roll en la onda de los nuevos Satyricon. Una vez situados, y para no sacar a la luz el tema de la formación en cada canción o momento del concierto, resaltar que en función del grupo del que fuera la canción, salía su formación original, sustituyendo a Valfar, el único fallecido, su propio hermano. Hablando ya del propio concierto, tras la épica intro “Brynjing” de Windir, comenzaron el concierto con “Arntor, A Warrior” del disco “Arntor” de los propios Windir también. A medida que se va iba ecualizando el sonido, nos vamos dando cuenta de que hay un señor subido al escenario, con mucha vergüenza, bloqueado, prácticamente sin ser capaz de moverse y haciendo como que canta, pero que nadie se dispone a echarlo de ahí. Pero resulta que es el desconocido hermano de Valfar, que no sabemos en qué momento decidió participar en este homenaje. Realmente fue lo único que deslució el concierto, que pese a que nunca fue un mal show, tampoco fue excelente, como debería de haber sido. La culpa de eso la tenían la carga emotiva de los temas de Windir, el único grupo de black metal capaz de erizarte todos los pelos de tu cuerpo, aunque después se empeñaran en bajarte el subidón con un bodrio de Vreid, que mira que tienen temas buenos, pero no acaban de elegir bien los setlist. Y así, fuimos viendo pasar por el escenario “TheR eap” de Vreid, la grandiosa “The Spiritlord” de Windir, el bajonazo de “Eldast, utan a gro” de quien ya sabéis, “The Profound Power” de los malogrados y prescindibles Ulcus (por favor, ahorraos temas de Ulcus para la gira), acompañados de un sonido bastante decente aunque no perfecto, y una ejecución perfecta, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de años que llevan sin tocar temas de Windir o tocando juntos algunos de ellos. La traca final y mejor momento casi que del día vino con “On the Montain of the Goats” y “Svartesmeden og Lundamyrstrollet” de Windir, seguidas por el correcto y buen tema de Vreid “Pitch Black” para acabar con la bailonga y celebrada “Journey to theEnd”, enlazándola con la parte electrónica de este mismo tema mientras se despedían. Se hizo muy corto, pero lo disfrutamos como niños chicos. Ya estamos contando los días para volver a verlos, a ser posible algo más rodados y durante más tiempo.

No es la primera vez que desde esta web cubrimos un show de Paradise Lost y siempre os decimos lo mismo: verlos es una completa lotería. Afortunadamente, últimamente Nick Holmes parece estar en forma, sobretodo en cuanto a voz se refiere y el concierto en suelo francés fue más que digno. También hay que decir que la elección del repertorio ayuda y más si rescatan viejas glorias como “Gothic”, “Mortals Watch the Day” o “Remembrance”. Aun así, yo sigo disfrutando con temas como “So Much is Lost” del infravalorado “Host” o las ya clásicas “Erased” o “One Second”. El punto emotivo de la noche lo dio “Faith Divides Us, Death Unites Us”, canción que es capaz de revolverte por dentro y ponerte nostálgico. La nota “bailonga” vendría por parte de “Isolate” y el clásico cierre de los ingleses, “Say Just Words”. Toda nuestra ovación hacia Mackintosh y compañía.

Tras los ingleses corríamos hacia el verdadero motivo por el que habíamos decidido ir una vez más al Hellfest. EMPEROR. Así, en mayúsculas, haciendo caso omiso de las reglas estéticas de las que normalmente hacemos uso en esta web. Ihsahn y Samott se lo merecen. Tras su separación, los ya mencionados volvían a reunirse con Faust para interpretar el “In the Nightside Eclipse” al completo. Somos incapaces de hablar de este concierto sin poner un poco de “nuestra esencia” en estas líneas. La emoción de ver a esas tres personas –sin menospreciar a sus compañeros de directo, entre los que se encontraba Einar de Leprous a las teclas—reunidas de nuevo sobre un escenario e interpretando el que probablemente sea uno de los mejores discos de toda la historia del metal, era difícil de contener. Poco nos importó la ejecución aunque nada podamos achacarle a tito Ihsahn salvo que hubiera estado gracioso verlo con sus características hombreras, estábamos presenciando algo único y que probablemente será irrepetible –al menos no el mismo formato—. La actuación de los noruegos tuvo todo lo que un gran show ha de tener: buen sonido, mejor música y una conexión público-banda espectacular. “Cosmic Keys to MyC reations” y “I am the Black Wizards” fueron nuestras favoritas, aunque difícilmente se puede elegir un solo corte. Grande también la elección de tocar los bises “Ancient Queen” y “Wrath of the Tyrant” pero una lástima que por falta de tiempo no pudieran hacer el debido homenaje a Quorthon (Bathory) con el cover de “A Fine Day to Die”. El único punto negativo que tuvo tal show fue que se terminara. Que nos perdonen Ozzy y los suyos, pero les hubiéramos quitado, sin pestañear, una hora de su show para que Emperor siguieran tocando. “I am them…”

Sintiéndolo mucho, después de Emperor todo perdía algo de magnitud. Sí, estábamos ante los grandes Black Sabbath, pero lo de Ihsahn y compañía fue demasiado para el cuerpo. Necesitamos al menos un momento para recuperarnos y poder concentrarnos en el siguiente show. Ya recuperados, nos dispusimos a disfrutar (a una distancia prudencial, eso sí, que la marea de gente era inquebrantable) de la magia que nos brindaba Tony Iommi. El concierto superó nuestras expectativas, principalmente porque no esperábamos ni dos duros de Ozzy. Habiéndolo visto en anteriores ediciones del festival dando un espectáculo lamentable, lo que más temíamos es que hiciera lo propio con Black Sabbath. Menos mal que el señor supo comportarse y cantó como es debido. Nada que objetar al setlist, momentazo con “Children of the Grave”.

Después de presenciar a dos leyendas de la música, no podía ser otro que el carismático Mikael Âkerfeldt, el que se encargara de cerrar la presente edición del Hellfest. La actuación de Opeth fue brillante. Buen repertorio, buen sonido y un Miguelito (como nos gusta llamarle por aquí) pletórico. Sus growls sonaron como antaño (recordemos que en los últimos años había perdido calidad tanto en sus shows con Opeth como con Bloodbath) y las voces limpias igual de bien que siempre. El resto de la banda se limitó a tocar, ya que el centro de atención mediática no es otro que el propio Mikael. Cayó alguna de sus bromas y nos preguntó qué tal nos había parecido el concierto de sus teloneros Black Sabbath. Con solo una canción del odiado y amado a partes iguales, “Heritage”, la selección de cortes fue bastante acertada. “Heir Apparent” del penúltimo disco “Watershed”, fue introducida como un cover de Black Sabbath y con “Demon of the Fall” calló todas las risas de su anterior broma y disipó todas las dudas que pudiéramos tener sobre el estado de las cuerdas vocales de Mikael. Hubo momento de tranquilidad con “Hope Leaves” para luego seguir con “Deliverance” y ese gran final de canción. El cierre fue dado por “Blackwater Park”, homónima de ese álbum que sacaron hace trece años y que sin duda fue el trampolín al estado de la banda actual.

Y así terminábamos una edición más de este festival que tanto nos gusta. El próximo año están de aniversario por lo que esperamos que lo celebren con un cartel más que apetitoso. Como último aporte, solo les pedimos que aumenten el número de duchas y que tengan algo de previsión para con los puestos de comida. Tarea difícil la de encontrar algo que cenar el último día.

Crónica: Xell y Wrathen

Fotos: Xell

 

 

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